Un día como el de hoy, pero del año 1964, es sustituido el hasta entonces líder de la Unión Soviética, Nikita Kruschev. Fue reemplazado por una troika compuesta por Breznev, Kosiguin y Podgorni. La “destalinización” emprendida por Nikita dio paso al comienzo de una nueva era en la Unión Soviética. Kruschev, inició el camino hacia la distensión internacional y la coexistencia pacífica con el bloque occidental. El líder soviético se proponía alcanzar e incluso superar a EEUU en un lapso de 10 años, tanto en el aspecto tecnológico como en el económico. Pero en los primeros años de la década del 60, el gobierno de la URSS enfrentaba varios problemas: las dificultades económicas manifiestas en el estancamiento de los salarios y la inflación, las crecientes demandas de la sociedad, los problemas dentro del bloque, y en el exterior, la ruptura con China y Albania, y las consecuencias de la “Crisis de los misiles” en 1962. La falta de una respuesta adecuada frente a ese conjunto de problemas desbordó la capacidad de liderazgo de Kruschev y precipitó su caída. A comienzos de 1964, Nikita había perdido la confianza del pueblo y no contaba ya con la adhesión del Partido, el que se opuso a un plan de reforma  propuesto por él. Alejado de toda actividad política, los siguientes siete años los dedicará a la jardinería y a escribir sus memorias, que concluye poco antes de fallecer.