Un día como el de hoy, pero del año 1977, es secuestrada en Sarandi (conurbano bonaerense), Azucena Villaflor, líder natural de las “Madres de Plaza de Mayo”. El 8 de Diciembre, un “grupo de tareas” de la Armada argentina, había detenido a varias personas en la Iglesia de la Santa Cruz. Azucena no se encontraba esa noche allí. Todos, junto con ella, estaban decididos a publicar una solicitada en el diario “La Nación” donde le reclamarían, al dictador Videla, datos precisos sobre el paradero de sus familiares desaparecidos por el terrorismo de Estado. Pero los genocidas necesitaban desarticular esa resistencia “peligrosa”. Aquella mañana del 10 de Diciembre, mientras Azucena caminaba por una avenida de su barrio, fue interceptada por un grupo de represores, subida por la fuerza a un automóvil y conducida a la ESMA. Allí permaneció una semana junto a otros detenidos, soportando terribles torturas. Al cabo de ese tiempo, mediante uno de los tantos “vuelos de la muerte”, sería arrojada viva al mar. Por capricho de las mareas, su cuerpo fue arrastrado hasta una playa de Santa Teresita y enterrado como NN, hasta que en Agosto del 2005, el equipo de Antropología Forense la identificó. Hoy sus cenizas yacen en la Plaza de Mayo, junto a la Pirámide y frente a la Casa de Gobierno. Esta Madre fundadora, descansa en el mismo sitio que la vió marchar durante aquellos duros meses de 1977, reclamando por su hijo Néstor y por los demás desaparecidos, enfrentando a los militares, con su pañuelo blanco y su dignidad sin límites.