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General: La Exaltación
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De: Alcoseri (Mensaje original) |
Enviado: 09/11/2010 14:00 |
La Exaltación
El nivel nos enseña que el corazón sigue siempre sus inclinaciones y mi corazón siempre quiso, apasionadamente, aprender el oficio de la Masonería.
Al encontrar esta Logia, siempre tuve la sensación, no de llegar, si no de volver; de volver, por fin, a casa después de un largo peregrinaje y de encontrar aquí a mis verdaderos hermanos.
Y así, empecé a deletrear, con la esperanza de que un día pudiera articular las partes, reuniendo lo disperso.
El aumento de salario, al grado de compañero, me evoca, sobre todo, el inmenso trabajo a realizar; trabajo de profundizar en los conocimientos tradicionales de nuestra hermandad y trabajo, sobre mi mismo, de desbaste y pulido de la compleja personalidad. Pero me enseño, sobre todo, el verdadero compañerismo y de que forma tan honda, el espíritu masónico y el sentimiento de la fraternidad, iba calando en mi interior.
La exaltación a Maestro, supone para mi, en primer lugar un gran honor. La sensación que tengo es la de obtener algo muy querido, muy esperado, aunque también de algo que me sobrepasa, de algo inmerecido, puesto que la palabra Maestro evoca la imagen de alguien que ha alcanzado la cima de su Arte o Ciencia y que puede, por tanto, ejercer su Magisterio.
De esta doble sensación, de alcanzar algo muy querido y a la vez inmerecido, surge un firme compromiso del deber, siento aun mas fuerte el deber de edificarme a mi mismo, el compromiso de trabajar en la talla personal para llegar a ser, cada día mas, un humilde pero digno, merecedor de tal nombre.
Por lo tanto, aunque la exaltación a Maestro, represente la culminación de la carrera masónica, yo la considero mas como un principio.
No he sentido que las iniciaciones sean un punto de llegada, si no siempre un comienzo. Un acontecimiento importante, un hito iluminando el camino, pero mas bien como algo que irradia su influencia a través del tiempo, que nos acompañara siempre, haciéndonos reflexionar sobre el profundo simbolismo que encierra y que rendirá sus frutos, probablemente, mucho tiempo después de acontecer el evento.
Por otra parte, se que, mas que respuestas, obtendré preguntas; pero esto es mucho, puesto que el buen planteamiento, el enunciado de una buena pregunta, es el primer paso para obtener la respuesta. Más aun, sabemos que las preguntas no son más que otras formas de expresión de las respuestas.
Al recibir el honor de pasar del cuadrado al circulo, mostrándome como el compás que tiene sus dos puntas sobre la escuadra se que se me invita a recorrer el camino del gradual acercamiento al verdadero lugar del maestro masón, en la cámara del medio, entre el cielo y la tierra, ejerciendo su función de mediador.
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ALCOSERI→ Grupos de noticias: es.charla.politica.misc
De: ←ALCOSERI→ Fecha: Sun, 14 Oct 2007 20:06:00 -0700Asunto:
EL SECRETO MASÓNICO DEL TERCER GRADO
El sublime grado de maestro masón fue compuesto en 1649 por Elías Ashmole, ocultista, alquimista, rosicursiano, para representar el asesinato de Hiram Abiff arquitecto contratado por el Rey Salomón para la construcción del primer templo de Jerusalén y excitar con para esta representación la lucha de la conciencia contra las bajas pasiones. Renovando una vieja leyenda esotérica Islámica de fuerte impacto, que sirvió de modelo para Anderson y Desaguiliers para reconstruirlo totalmente. Siendo la edificación de un templo simbólico, la figura central de la Institución masónica hasta nuestros días, Hiram no era otro que el modelo de un constructor idealizado en cada masón, el cual podría ser asesinado, pero su ideal nunca podría morir. Hiram históricamente era un escultor, fundidor, cincelador, tintorero y pintor; él fue quien fundió las columnas de bronce, la mar de bronce, y todo los metales necesarios para el templo. A pesar de que la Biblia lo menciona como tal, un arquitecto no debe considerarse en la masonería sino como un ser alegórico que personifica el genio creador del hombre, poseedor de un secreto tan importante, que valía ser asesinado para arrancárselo de sus labios. Este grado el tercero y más importante de la masonería, tiene a Dios no como un mero símbolo, ni como poseedor de un sentido determinado como exclusivo, y sobre todo ninguna especie de significación religiosa. Es pura y simplemente una fórmula que se acomoda a todas las diversas opiniones, aún a los que consideran a la misma naturaleza como la autora de la Creación. La exaltación en este grado de maestro, representa un paso más allá de la simple iniciación masónica, esta hiper- iniciación representa no la muerte de alguien que vivió hace 3,500 años llamado Hiram, sino de la muerte de la mente baja y el renacimiento del genio superior que vive latente en cada masón. La exaltación masónica es la sublime culminación y el complemento necesario de los grados de Aprendiz y Compañero. ¿Qué se encierra en el mito del tercer grado? Lot tuvo un hijo incestuoso con su hija llamado Moab, esto es el Sol y la Tierra engendraron un hijo, los mismo sucedería entre la virgen María y Dios que engendraron a Jesús. El misterio inefable de la Naturaleza , que esta doctrina secreta condensa bajo una forma concisa, merece una explicación detallada pues con ello comprenderemos el misterio del Tercer Grado. Consideremos un grano de Trigo, producto de un grano de Trigo semejante a él, es al tiempo causa y efecto, alegóricamente es padre e hijo a la vez, se encierra en él el germen reproductor. El trigo es enterrado tal como un difunto, que luego germinará. Tiene una potencia este grano de reproducirse y crecer. Está depositado en el seno de la Tierra que es su Madre, y que se convierte en su mujer a la vez, pues se cumplen reunidos el acto de la generación. Ella también es su hermana, porque ambos trigo y tierra son hijos de la madre naturaleza, sin el Sol que fecunde con su rayo el grano no germinaría, el Sol se oculta en el poniente, muere simbólicamente y deja viuda a la madre Tierra por la noche. Con toda la potencia generadora del grano está en relación con la potencia generadora del elemento tierra: cuando el grano se hincha, se ablanda, fermenta y se descompone como un muerto. Los elementos que lo constituyen emprenden un combate entre vivir o morir. La muerte del grano se da, todo se interrumpe, el grano cae en putefracción. El germen que parecía condenado a prisión perpetua en la estrecha envoltura que lo contenía, ese germen se abre paso, se esfuerza, atraviesa el seno de la Tierra y comienza a brotar. El grado de maestro masón merece, la gran importancia que le han dado Anderson y Desaguiliers; en consagrar este secreto sublime, a delinear esta eterna lucha y la victoria del potencial dentro de la semilla de trigo, destinado a poner en evidencia que la vida se sostiene de la muerte y que ambas son el Principio y el Término de lo que existe, que no pueden existir uno sin el otro, y que ambos emanan de una misma gran potencia universal que esta más allá de la vida y la muerte. Pero el sublime tercer grado de la masonería no habla de una muerte física propiamente, sino de una muerte real y efectiva, y nos dice que tras está muerte hay una vida real, no habla de la vida que vivimos ahora, una vida simulada. Esa vida real de la que habla la masonería no tiene comparación con la vida planetaria que vivimos
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