VEN ESPIRITU SANTO!!!
«Quiero que Jesús se apodere de mis facultades
de tal manera que mis acciones humanas
y personales se transformen y divinicen,
bajo la inspiración y dirección del Espíritu de Amor.»
Santa Teresita
Para nuestra Santa en solo dos palabras muy sencillas,
dos palabras que ya conocemos y con las cuales también se resume
su vida y su camino, pero que hoy a la luz del Espíritu Santo
adquieren nuevo significado, nuevo relieve e importancia,
esta la sencilla solución para que podamos dejar al Espíritu Santo
la vía libre donde podrá El realizar su obra. ¡Humildad y confianza! Ahí está todo.
No busquemos otra explicación,
ni la recarguemos con consideraciones superfluas;
pero tratemos de profundizar con toda sencillez
el nuevo sentido de esas dos palabras. Teresa nos enseña que las almas de buena voluntad, es decir,
las que tienen un deseo sincero de amar a Dios
y de agradarle en todo, tienen también esas dos disposiciones,
humildad y confianza.
Entonces el Espíritu Santo actuará en ellas, las guiará,
las iluminará, las fortalecerá y las conducirá rápidamente
con suavidad y firmeza al grado de santidad
a que Dios las destina.
Así dispuesta el alma, atenta al interior,
hará sencillamente en cada momento
lo que crea ser voluntad de Dios,
olvidándose de si,
dejando a un lado sus propios gustos y deseos.
El Espíritu Santo obrará libremente en ella,
y sus Dones actuarán cada vez con más perfección.
En este alma se hará realidad el deseo de Teresa:
Jesús se apoderará de sus facultades
de modo que sus actos humanos y personales se divinicen
y transformen bajo la inspiración y dirección del Espíritu de Amor.
¡Dichosas las almas pequeñas
que se dejan conducir por este Divino Espíritu! ¿Pequeñas?,
notémoslo bien, porque para llegar a eso es preciso
no querer indagar ni comprender
el fin que se propone el Espíritu Santo,
ni el camino por donde nos conduce, ni el resultado de su moción;
en una palabra, se ha de entregar a ciegas.
El negocio de la santificación ya no es cosa nuestra,
sino de nuestro Divino conductor. ¿Por qué, pues, inquietarnos?
¡Fiémonos, confiemos en este Director Divino que todo lo sabe,
que todo lo puede y que nos ama!
¡Humildad y confianza! Nada más sencillo y nada más sublime;
la verdadera renuncia consiste en esto.
Teresa lo ha comprendido y nos lo ha enseñado.
¡Humildad y confianza!
¡ Cuánto importa inculcar estas dos virtudes
en la dirección de las almas!
El privilegio de Teresa del Niño Jesús
consistió en haber caminado por esa vía desde el principio.
Pero su «caminito» está abierto a todas las almas que,
como ella, desean amar a Dios.
Toda alma ha recibido igual que ella los dones del Espíritu Santo
y goza de su inhabitación divina;
teniendo por guía a ese Espíritu de Amor,
llegará como Teresa a la cima del Amor.
LA LUZ :
El Espíritu Santo es como una luz que brilla en nuestro interior,
es la luz del corazón porque nos ayuda a ver a Dios
en los acontecimientos de nuestra vida.
EL FUEGO :
El Espíritu Santo es como el fuego,
porque enciende nuestro corazón en deseos de amar
y servir a Jesús a quien vemos presente en nuestros hermanos.
LA PALOMA :
El Espíritu Santo es mensajero de la paz
y con ella embellece nuestra vida y la de los demás.
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