DE SEPTIEMBRE DE 2001 -- POR QUê?
El 11 de septiembre de 2001 el mundo entero contempló una tragedia humana y un gran drama, y todos nos quedamos estupefactos. Cuatro aviones comerciales habían sido secuestrados en Estados Unidos a primeras horas de la mañana. Los secuestradores, armados con cuchillos y entre los cuales al menos uno de ellos era capaz de pilotar el aparato (una vez que estaba en el aire), desplazaron (o mataron) a los pilotos y dirigieron los aviones hacia misiones suicidas. Tres de los aviones alcanzaron sus objetivos: las dos torres del World Trade Center en Nueva York y el Pentágono en Washington.
Dada la cantidad de combustible almacenada a bordo y el conocimiento técnico preciso para saber a qué altura debían impactar los aviones contra los edificios, los secuestradores lograron destruir completamente las dos torres y ocasionar un gran daño en el Pentágono. Por lo que se sabe hasta el momento, hay probablemente más de 5000 muertos (nadie se atreve a dar una cifra exacta), y muchos más heridos y traumatizados. La red aérea estadounidense y las instituciones financieras se han visto obligadas a paralizar sus operaciones, al menos por esta semana, y se calculan innumerables daños económicos a corto y medio plazo.
Lo primero que hay que señalar al respecto de este ataque es su audacia y su notable éxito. Un grupo de personas, vinculadas ideológicamente y con una voluntad común de convertirse en mártires, comprometidos en una operación clandestina que será la envidia de cualquier agencia de servicios secretos. Consiguieron entrar en Estados Unidos, subir armados con sus cuchillos a bordo de cuatro aviones que iban a despegar de tres aeropuertos casi simultáneamente, todos ellos preparados para vuelos transcontinentales y cargados por tanto con gran cantidad de combustible. Se apoderaron de los aparatos, y con tres de ellos lograron alcanzar sus objetivos. Ni la CIA, ni el FBI, ni la inteligencia militar estadounidense, ni nadie aparte de ellos mismos, tuvo noticia por adelantado ni fue capaz de hacer nada para detenerlos.
El resultado fue el más devastador ataque de la historia de lo que llamamos ataques terroristas. En ningún otro habían muerto más de 400 personas. Incluso en el de Pearl Harbor, al que se han hecho repetidas referencias, y que fue llevado a cabo por las fuerzas militares de un Estado, murió mucha menos gente. Además, ésta fue la primera vez desde la Guerra Civil (1861-1865) que tuvo lugar un acto de guerra en los propios Estados Unidos. Aunque éstos se han visto envueltos desde aquellas fechas en muchas guerras importantes -la guerra hispano-estadounidense, las dos guerras mundiales, Corea y Vietnam- (por no hablar de otras guerras"menores"), en todas ellas las batallas tuvieron lugar fuera de su territorio. El hecho de que en esta ocasión el acto de guerra aconteciera en las calles de Nueva York y Washington constituyó el efecto más anonadante para el pueblo norteamericano.
Así pues, la gran pregunta es: ¿por qué? Casi todo el mundo dice que el agente responsable del ataque es Osama bin Laden. Parece una suposición plausible, ya que él mismo ha declarado su intención de llevar a cabo tales actos, y quizá en un futuro próximo las autoridades estadounidenses presenten alguna prueba que apoye esa sospecha. Supongamos que es acertada. ¿Qué esperaba bin Laden conseguir atacando a Estados Uniddos de forma tan espectacular? Bien, podría considerarse una expresión de odio y venganza por lo que bin Laden (y otros) juzgan agresiones por parte de Estados Unidos en el mundo entero, en particular en Oriente Medio.
¿Pensará quizá bin Laden que con esa acción puede persuadir al gobierno estadounidense para que cambie de política? Dudo seriamente que sea tan cándido como para creer que esa vaya a ser su reacción. El presidente Bush dice que considera el ataque como un "acto de guerra", y posiblemente bin Laden, si es él el impulsor de la acción, piensa lo mismo. Las guerras no se emprenden para persuadir al enemigo de que cambie de actitud, sino para obligarle a ello.
Razonemos como si fuéramos bin Laden: ¿Qué ha demostrado con este ataque?
Lo más obvio que ha probado es que Estados Unidos, la única superpotencia mundial, el Estado con mayor capacidad militar, más poderosa y más sofisticada del mundo, ha sido incapaz de proteger a sus ciudadanos frente a este ataque. Lo que bin Laden, suponiendo una vez más que sea él la fuerza impulsora, deseaba hacer, evidentemente, era mostrar que Estados Unidos es un tigre de papel. Y deseaba mostrárselo, ante todo, al pueblo norteamericano, y en segundo lugar al resto del mundo. Ahora esto es tan obvio para el gobierno estadounidense como para bin Laden. De ahí la respuesta. El presidente Bush dice que reaccionará con energía, y la elite política de ambos partidos le han otorgado su patriótica aquiescencia sin vacilación. Pero razonemos ahora desde el punto de vista del gobierno estadounidense. ¿Qué puede hacer?
Lo más fácil es obtener apoyo diplomático o condenas del ataque y justificación para cualquier eventual represalia. Eso es exactamente lo que el Secretario de Estado Powell dijo que haría. Y está teniendo éxito. La OTAN ha dicho que, en razón del artículo 5 del tratado, un ataque militar contra Estados Unidos (así juzgan el hecho) exige que todos sus miembros den apoyo militar a las represalias, si Estados Unidos lo solicita. Todos los gobiernos del mundo, incluyendo los de Afganistán y Corea del Norte, han condenado el ataque. La única excepción es la de Iraq. Cierto es que la opinión pública de los países árabes y musulmanes no ha apoyado tan calurosamente a Estados Unidos, pero éstos pasarán por alto ese detalle.
El hecho de que Estados Unidos haya obtenido tal apoyo diplomático, y quizá más adelante una resolución de Naciones Unidas, difícilmente hará temblar a bin Laden. El apoyo diplomático tampoco será un consuelo suficiente para el pueblo norteamericano, que pedirá algo más. Y más significa casi inevitablemente algún tipo de acción militar. ¿Pero cuál? ¿A quién van a bombardear esta vez los aviones estadounidenses?. Si bin Laden está realmente tras el ataque, sólo hay dos posibles objetivos, dependiendo de las pruebas que se obtengan: Afganistán y/o Iraq. ¿Qué daño ocasionarán? En el semidestruido Afganistán, apenas parece que valga la pena arrojar más bombas. Y Estados Unidos ha decidido no bombardear en exceso a Iraq por muchas razones, incluida la de no poner en peligro vidas norteamericanas. Quiz&a;! acute; se bombardee algún país, ¿pero convencerá eso al pueblo norteamericano y al resto del mundo de que los Estados Unidos son demasiado temibles para atacarlos? Lo dudo mucho.
El intríngulis de la cuestión está precisamente en que no es mucho lo que puede hacer Estados Unidos. LA CIA ha estado intentando durante años asesinar a Castro, y ahí está todavía. Estados Unidos lleva buscando a bin Laden años, y ahí está. Puede que algún día agentes estadounidenses lo maten, y eso podría frenar ese tipo de operaciones, y también daría una gran satisfacción a mucha gente, pero el problema seguiría en pie.
Obviamente, lo único que se puede hacer es algún tipo de política ¿Pero cuál? Ahí se desvanece toda posibilidad de acuerdo en Estados Unidos (o más en general en el campo pan-occidental). Los halcones dicen que esto prueba que Sharon (y el actual gobierno israelí) están acertados: "ellos" son todos terroristas, y la única forma de hacerles frente es con mano dura. Hasta ahora, ese método no le ha dado muy buenos resultados a Sharon; ¿por qué le habría de funcionar mejor a George W. Bush? ¿Y es capaz Bush de hacer que el pueblo americano cargue con los costes? Esos métodos halconeros no suelen ser muy baratos. Por otra parte, a las palomas les está costando que se acepte que esto se puede resolver mediante la "negociación". ¿Negociación con quién, y con qué objetivo?
Quizá lo que esté ocurriendo es que esta "guerra" -como se la llama esta semana en la prensa- no se gane ni se pierda, sino que simplemente prosiga. La desintegración de la seguridad personal es ahora una realidad que puede estar golpeando por primera vez al pueblo norteamericano. Ya era una realidad en otras partes del mundo. El desafío político que subyace a estas oscilaciones del sistema-mundo no es el de la civilización frente a la barbarie. O al menos debemos darnos cuenta de que todos los bandos creen que ellos son los civilizados, y que los bárbaros son los otros. Las cuestiones a resolver la crisis de nuestro sistema-mundo y la batalla en torno a qué clase de sucesor queremos construir para él (1). No se trata de una pugna entre norteamericanos y afganos, o musulmanes, o cualquier otro oponente; es una lucha entre diferentes concepciones del mundo! que queremos construir. El 11 de septiembre de 2001 pronto parecerá, al contrario de lo que muchos están diciendo, un episodio menor de una larga lucha que durará mucho tiempo y de un período de tinieblas para la mayoría de la gente de este planeta
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