http://www.youtube.com/watch?v=5AXEDYDp8qk
CARTA A MI HIJO Hijo mío, la más amada de mis obras, la más valiosa, la única que podría hacerme perdurar a través del tiempo, y hacer que sienta no haber pasado la vida sin dejar huella.
Tú, hijo mío, serás mi continuación, serás la realización de mis más caros anhelos y tus triunfos serán mis goces presentidos y serán mi orgullo actual, que se despierta, cuando miro tus ojos encendidos de extraña e incomprensible luz, producto inmaterial de fantásticas visiones que anidan en tu frente en desarrollo.
Hijo, empiezas a vivir y no comprendes, aunque sientas, el impacto tremendo de las leyes a que todo ser viviente está sujeto. Empiezas a sentir extrañas cosas sin que encuentres el nombre que has de darles; quisieras abarcar el infinito y llenar tu cabeza de certezas, que por hoy, solamente está poblada de angustiosas dudas y una que otra verdad mal comprendida. Quisiera que al mirar o al escuchar lo que te escribo, sintieras cuando menos, que yo, si te comprendo, que yo sí te conozco y que por ello, comprendiéndote, conociéndote y amándote, no voy a exigirte perfecciones, ni a exigirte que seas como yo quiero, no voy a encerrarte en ese molde donde cuajan vistosas gelatinas. Tú, eres tú, mi hijo sí, a quien he heredado muchas cosas, quizás, para mí desconocidas, pero de todas, la más importante, la vida misma que habrá de realizarse en condiciones, circunstancias, factores, etapas de tiempo y de doctrinas por mí no controlables, por ello, de antemano habré de respetarte y habré, aún más, de comprenderte y comprender tu época, tu medio, tus semejantes y no me sentiré defraudado cuando vea que no eres como yo fui a tu edad, que no te gusta la música que a mí me embelesa y no te creeré loco porque sueñes en llegar algún día, a pisar otro suelo, en otro planeta que yo ignoro.
Quiero advertirte que algunas veces, sentirás el temor de hallarte solo, de sentirte abandonado, de empezar a caminar por sendas de un final desconocido, pero eso, hijo mío, no debe anonadarte ni debe decidirte a un descanso fingido e improducente, eso, es tan solo, algo común al ser viviente; sigue, sigue tu adelante, hasta que logres ver tu esfuerzo coronado y sientas tu ser mismo complacido.
Comprobarás que en el mundo no estás solo, aunque el Padre y la Madre se hayan ido, mirarás otros niños, otros hombres y al mirarlos sentirás que son ellos tus hermanos, que buscan que les brindes tu cariño, que quieren compartir contigo el fruto de su esfuerzo y de tu esfuerzo y acogerte en su seno, como miembro de una familia feliz, que tiene como casa el U N I V E R S O.
Te ama, tu Papá. Mario.
MARIO GARRIDO LECONA
|