LAS APARIENCIAS ENGAÑAN
No miremos sólo el exterior de las personas; intentemos llegar al fondo de sus almas. No nos detengamos en el colorido de las cosas; busquemos su esencia y su verdad. Miremos no sólo con los ojos de la cara, sino con los del corazón. Sólo así evitaremos la desilusión y la amargura.
La mayoría de las veces, no amamos a los seres o cosas en sí, sino sus apariencias porque su naturaleza se halla cubierta por un velo suavemente tendido que las cubre y las hace más hermosas. Así, nos dejamos llevar por los sentidos, su aspecto exterior. Pero cuando se corre el velo, se produce el desengaño.
¿No te ha pasado que en ciertas ocasiones, te has encontrado con gente que cuando estaba frente a un gran público hablaban de paz, de amor y de luz, pero que detrás del escenario, andaban gritando y dando órdenes en un estado de descontrol absoluto?
Acostumbrémonos, entonces a no conformarnos nunca con las apariencias.
Hay una frase que dice que las apariencias engañan... Y es muy cierto... Nos hemos enfrascado en una vida tan material, tan aparente, que nos hemos olvidado de lo esencial... El alma, el interior, la esencia del ser y de las cosas... pretendemos ser lo que no somos y vivir en apariencias, fuera de la realidad... Volvamos a la esencia, a la sencillez de la vida, a los valores que nos hacen humanos, únicos, seres con alma y corazón, con hermosos sentimientos que debemos dejar que fluyan...
La próxima vez que miremos a alguien, miremos sus ojos, son los espejos del alma y volvamos a ser nosotros...