Cuando pienso que no tengo la energía física para realizar algo, por más de que efectivamente la tenga, es como si no la tuviera. Esta es una actitud negativa o pesimista, y la tarea no llegará a buen fin no porque me falte la energía sino porque pienso que me falta. Lo mismo se aplica a otros tipos de recurso como, por ejemplo, la inteligencia, la habilidad social, etc.
Cuando piensas positivamente acerca de las posibilidades de efectuar una determinada tarea, te estás permitiendo a ti mismo usar todos los recursos de que dispones, y por lo tanto estás realmente aumentando las posibilidades de tener éxito. Si emprendes la tarea vacilante y dudoso, no estás controlando todos tus recursos y por lo tanto son menores las posibilidades de éxito.