Cuando tu apareciste,
Penaba yo en la entraña mas profunda
De una cueva sin aire y sin salida.
Braceaba en lo oscuro, agonizando,
Oyendo un estertor que aleteaba
Como el latir de un ave imperceptible.
Sobre mi derramaste tus cabellos
Y ascendí al sol y vi que era la aurora
Cubriendo un alto mar en primavera.