Aquel hombre que no conocía la escritura de los signos musicales, compuso con el silbido y la intuición, más de un centenar de temas que han quedado para siempre en la mejor historia de la música. Esa virtud extraña le dio un sesgo universal, cuyas raíces están en toda la cuenca del Plata. En el año 2003, la voz de Gardel fue declarada por la UNESCO: Patrimonio Cultural de la Humanidad, junto a Beethoven, Caruso, María Callas.
Que Gardel fue un fenómeno único de devoción popular, no se discute. A tal punto que llegó a convertirse, sin buscarlo y durante muchos años, en el opositor instantáneo a toda nueva voz que pretendiera vulnerar su manera interpretativa.
En tal orientación, el escritor y periodista Jorge Göttling trazó una semblanza, parte de la cual dice: "Circula una humorada perfecta para tratar de explicar por qué Gardel cada día canta mejor: sus discos ensayan todas las noches".