En su pequeñez,
cada semilla contiene el espíritu del árbol que será después.
Cada semilla sabe cómo transformarse en árbol,
cayendo en tierra fértil, absorbiendo los jugos que la alimentan,
expandiendo las ramas y el follaje, llenándose de flores y de frutos,
para poder dar lo que tienen que dar.
Cada semilla sabe cómo llegar a ser árbol.
y tantas son las semillas
como son los sueños secretos.
Dentro de nosotros, innumerables sueños esperan el tiempo de germinar,
echar raíces y darse a luz, morir como semillas...
para convertirse en árboles.
Árboles magníficos y orgullosos que a su vez nos digan, en su solidez,
que oigamos nuestra voz interior, que escuchemos la sabiduría
de nuestros sueños semilla.
Ellos, los sueños,
indican el camino con símbolos y señales de toda clase,
en cada hecho, en cada momento,
entre las cosas y entre las personas, en los dolores y en los placeres,
en los triunfos y en los fracasos.
Lo soñado nos enseña, dormidos o despiertos,
a vernos, a escucharnos, a darnos cuenta.
Nos muestra el rumbo en presentimientos huidizos
o en relámpagos de lucidez enceguecedora.
Y así crecemos, nos desarrollamos, evolucionamos...
Y un día, mientras transitamos este eterno presente que llamamos vida,
las semillas de nuestros sueños se transformarán en árboles,
y desplegarán sus ramas que, como alas gigantescas,
cruzarán el cielo, uniendo en un solo trazo nuestro pasado y nuestro futuro.
Nada hay que temer, ...una sabiduría interior las acompaña...
porque cada semilla sabe.... cómo llegar a ser árbol...
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Del Libro "Cuentos para pensar" de Jorge Bucay