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19 de Junio SANTA JULlANA DE FALCONIERI, Virgen
Quien come mi carne, y bebe mi sangre, en Mí mora y Yo en él. (Juan, 6, 57).
Juliana apenas si sabía balbucear, cuando ya se la oía en su cuna pronunciar distintamente los santos nombres de Jesús y María. Tanta era su modestia, que nunca miró la cara de un hombre; tanto su fervor por la oración, que pasaba días enteros orando; tanta su caridad por el prójimo, que nada era capaz de detenerla cuando se presentaba la ocasión de hacer un servicio. Soportó con rostro siempre alegre una larga y dolorosa enfermedad. Una sola cosa la afligía: no poder, a causa de sus vómitos continuos, recibir el cuerpo de Nuestro Señor. En su lecho de muerte, pidió que por lo menos se le acercase al pecho la Santa Hostia. Accedió el sacerdote a su pedido; pero la Hostia desapareció y, al mismo tiempo, sonriendo, expiró Juliana. Cuando se la envolvió en el sudario, encontróse impresa en su pecho, como un sello, la sagrada Forma. Su muerte acaeció en 1341.
MEDITACIÓN SOBRE LA COMUNIÓN FRECUENTE
I. La frecuente recepción del Sacramento del altar avivará tu fe. Es el misterio de fe por excelencia: las delicias inefables que experimentarás después de una comunión bien hecha serán para ti una prueba sensible de la presencia de Dios. La Comunión forti ficará tu esperanza, porque la Eucaristía es la prenda del amor que Dios te profesa. En fin, perfeccionará tu caridad para con Dios y el prójimo; Jesús, en efecto, quiso darse a nosotros por amor; ha querido darse a los pobres como a los ricos, para enseñamos a amar 'igualmente a todos los hombres en su Persona.
II. Muy grandes mercedes recibirás por la virtud de este Sacramento, todas las veces que te acerques a él dignamente. Dios te colmará de gracias especiales proporcionadas a la preparación que para ello pongas. Además, este pan de ángeles, este vino que engendra vírgenes, es todopoderoso para someter la carne al espíritu y reprimir los movimientos de la sensualidad. Quien ame el pan de los ángeles será enemigo de su propia carne. (San Gregorio de Niza).
III. Recibe, pues, a Jesucristo; si tu amor es tibio, se inflamará mediante la recepción de este Sacramento, porque es la fuente del fervor y de la devoción. No temas que la familiaridad engendre el menosprecio; por el contrario, ella te hará descubrir en Jesús nuevas hermosuras y acrecentará así tu amor por Él. Si te acercas a él con estas disposiciones, encontrarás allí remedio para todas las enfermedades de tu alma. (San Juan Crisóstomo).
La devoción al Santísimo Sacramento Orad por los enfermos en peligro de muerte.
ORACIÓN
Oh Dios, que consolasteis en su lecho de muerte a la bienaventurada Juliana, vuestra virgen, alimentándola milagrosamente con el precioso cuerpo de vuestro Hijo, haced, os lo suplicamos en nombre de sus méritos, que, alimentados y fortificados en nuestra última hora por el divino Viático, logremos llegar a la patria celestial. Por J. C. N. S. Amén.
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19 de Junio LOS SANTOS HERMANOS GERVASIO Y PROTASIO, (*) Mártires
Habiendo descubierto san Afubrosio por divina revelación los sepulcros de estos santos mártires de Milán, halló a la cabecera una escritura con estas palabras: "Yo, Filipo, siervo de Cristo, en compañía de mi hijo hurté los cuerpos de estos santos, y dentro de mi casa los sepulté. Su madre se llamó Valeria, y Vital su padre. Nacieron de un parto, y llamáronlos Gervasio y Protasio. Siendo ya difuntos sus padres, y habiendo sucedido ellos abintestato en sus bienes, vendieron la casa propia en que habían nacido y toda su hacienda, y repartieron el precio de ella a los pobres y a sus esclavos, dándoles libertad. Diez años vacaron a solo Dios, dándose a la lección y a la oración, y al onceno, alcanzaron la corona del martirio. A esta sazón pasó por Milán el general Astasio que iba a la guerra contra los .bárbaros: saliéronle al camino los sacerdotes de los ídolos, y dijéronle que si quería alcanzar victoria de sus enemigos apremiase a Gervasio y Protasio, que eran cristianos, para que sacrificasen a los dioses inmortales, los cuales estaban de ellos tan enojados, que no querían hacer a los pueblos el favor que solían con sus oráculos. Mandóles Astasio buscar y prender, y rogóles que le hiciesen placer de ofrecer con él sacrificio a los dioses, para que prosperase su jornada y tuviese buen suceso aquélla guerra: a lo que respondió Gervasio: «la victoria ¡oh Astasio! la da del cielo el Dios verdadero y no las estatuas vanas y mudas de los dioses». Enojóse Astasio sobremanera, con esta respuesta, y mandóle luego azotar y herir con plomadas fuertemente hasta que allí muriese; y con este tormento Gervasio dio su espíritu al Señor. Quitado de aquel lugar el cadáver, hizo llamar a Protasio y díjole: «¡Desventurado y miserable! mira por ti, y no seas loco como tu hermano». Respondió Protasio «¿Quién de los dos es miserable, tú que me temes a mí, o yo que no te temo a ti, ni hago caso de tus dioses ni de tus amenazas?» Al oír el general estas palabras mandóle moler a palos con unos bastones nudosos, y le dijo: «¿Quieres perecer como tu hermano?» El santo respondió: «No me enojo contigo porque mi Señor Jesucristo no abrió su boca contra los que le crucificaron: te tengo lástima y te perdono porque no sabes lo que haces. Finalmente el general le hizo degollar, y mandó arrojar los sagrados cadáveres de los dos hermanos en un muladar. Y yo Filipo, siervo de Cristo, con mi hijo tomé de noche los cuerpos de estos santos y los llevé a mi casa y siendo Dios solo testigo los puse en un arca de piedra ".
REFLEXIÓN
Habiéndose aparecido los santos a san Ambrosio, arzobispo de Milán, convocó éste a todos los obispos comarcanos, y cavando la tierra en el lugar señalado que estaba en la iglesia de san Nábor y san Félix, hallaron el arca de piedra. La abrieron, y vieron los cuerpos de los mártires, y el fondo del se pulcro lleno de sangre, exhalando un maravilloso olor que se extendió por toda la iglesia, e ilustrándoles el Señor con estupendos milagros, señaladamente dando vista a un ciego muy conocido en toda aquélla ciudad de Milán. Roguemos al Señor que estos auténticos prodigios referidos largamente por san Ambrosio que los presenció, abran los ojos de nuestra alma para ver con mayor luz del cielo la divinidad de la fe por la cual dieron sus vidas tan ilustres mártires.
ORACIÓN
¡Oh Dios! que cada año nos alegras con la festividad de tus bienaventurados mártires Gervasio y Protasio; asístenos con tu gracia para que nos inflamen con sus ejemplos estos santos de cuyos méritos nos alegramos. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.
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De: LUNASOL |
Enviado: 27/06/2009 01:09 |
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