ENAMORARSE DESPUES DE LOS CUARENTAS
A nuestra edad, después de casi medio siglo,
el amor ya recorrió caminos, dobló esquinas y optó por encrucijadas...
Ya erró, ya acertó, ya resbaló, ya se arrepintió e inevitablemente el tiempo se fué .
Se vivió el amor, se perdió el amor,
algunos por la mano de Dios, otros por el debilitamiento de la vida en pareja .
Hoy nuestra mirada en la dirección del amor
continúa más linda, pues en el largo camino de los
sentimientos, aprendimos a sumar, a dividir y a
multiplicar, sin oportunidades de disminuir
en el conocimiento del sentimiento del amor.
El amor maduro llega despacito y se aloja en
nuestra vida, sin tiempo para acabar.
La caminata entre dos es más serena, existe la
complicidad, el cariño es más espontáneo,
no nos inhibimos frente al querer,
la sintonía es completa y los recuerdos son depositados en el
álbum de las nostalgias, que guardamos de un tiempo que no volverá.
Enamorarse a nuestra edad es llevar la ternura en la mirada.
El brillo es más intenso, el deseo de no equivocarse es más fuerte.
La construcción de la caminata entre dos es la
suma del querer, es el encuentro de dos almas
aplaudidas por dos corazones que dividen la emoción de amar.
Las actitudes menudas, los gestos y los detalles
son los alimentos que sustentan ese amor.
Vivir en pareja es la alegría de la compañía,
de la caricia tierna, de los besos todavía calientes,
de las miradas insinuantes cuando el deseo
se manifiesta y la promesa en la mirada de que,
cada amanecer, ¡Será el día más bello entre dos seres
que encontraron el amor !
Ama todos los dias de tú vida...
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