¿Y LOS 9 DÓNDE ESTÁN?
"Diez hombres habían venido a Jesús cubiertos
de lepra. "Y alzaron la voz, diciendo: Jesús,
Maestro, ten misericordia de nosotros."
Le habían rogado. El Salvador les dijo:
"Id, mostraos á los sacerdotes." cumpliendo
así la ley de Moisés sobre la lepra.
Indudablemente los diez tenían la
suficiente fe para obedecer las palabras de
Cristo, pues partieron hacia el templo.
"Y aconteció, que yendo ellos, fueron
limpios." Sin duda un milagros poderoso.
Su carne, momentos antes pútrida,
era ahora suave y sana. Seguramente
volverían para dar gracias por la
curación , pero sólo uno volvió.
"Y respondiendo Jesús, dijo:
¿No son diez los que fueron limpios?
¿Y los nueve dónde están?"
preguntó Jesús.
¿Tan pronto se olvidaron de
dar gracias?
Que irónico que un no-judío volvió para
darle gracias por su saneamiento al Rey
de los Judíos. Ese día él llegó a ser sano
y salvo por su inmensa fe en el Hijo del Hombre.
Llegó a ser un ejemplo de la gracia que debe
habitar en el corazón de los herederos del Cielo.
Aun hoy, la pregunta sigue haciéndose.
Cuéntase una vez que un pastor vivió en un
activo puerto de mar. Después de un terrible
tormenta, clavó en su iglesia un cartel con
los nombres de nueve marineros. Sobre los
nombres escribió: "Perdidos en el mar".
La noticia cundió por toda la ciudad, y uno
tras otro los nueve hombres vinieron a protestar.
Después de cada protesta, el pastor tachaba
un nombre. En la reunión de esa noche
explicó: "Se me pidió que orara por la
seguridad de once personas del naufragio
del viernes. Sólo dos vinieron a solicitarme
que diera gracias por su feliz retorno.
Di por sentado que las otras nueve se
habían ahogado".
¡Con cuánta frecuencia nos asemejamos a
los nueve! Diariamente el Señor nos derrama
miles de bendiciones. Nos da vida,
salud, comida, techo, empleo, aire para
respirar, luz para ver, el cántico de
las aves para alegrarnos el día y muchísimas
más. Nos cuida de los peligros, visibles
e invisibles. Nos levanta del lecho de
enfermedad. Nos ofrece las riquezas
de la salvación mediante Cristo.
¿Le agradeces todas estas mercedes?
¿Le has dado gracias por este día de vida
que vives hoy?
¿Estamos entre los nueve, o somos como aquel
samaritano que volvió, lleno de agradecimiento?
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