Yo no soy de esta tierra. Era ya extranjera en la distancia del vientre de mi madre y todo, de los pies a la alcoba me anunciaba destierro. Busqué de las palmeras mi voz entre sus signos y perforé de hachones encendidos la amarga región del azabache. Yo no sé qué vuelo de planetas torcería mi suerte. Sobre el mudo desvío, sé que voy, como víbora en celo, persiguiendo el rastro de mi exilio.
No encontrará mi alma su reposo hasta que en ti penetre y me amanezca y ría. Castro Juana
|