Las cartas que nunca envío
Esta es una de las cartas que nunca envío, las utilizo, no sé quizás como catárticas, o tal vez, para recordar lo que he sufrido. Comienzan con un saludo en gran caligrafía, terminan con un te amo que solo tú me inspiras. En ellas, te escribo versos y poemas enamorados. En ellas, te entrego el alma y mi corazón desesperado. Llevan en sus entrañas mis deseos y secretos más profundos, como por ejemplo, que sin ti, nada tengo en este mundo. Al concluirlas, cobarde las estrujo entre mis manos, y sin darme cuenta, nuevamente estoy llorando. Esta es sin dudas una de esas cartas que nunca envío, y si hoy la estás leyendo, es porque al fin estás conmigo.
Mario Moisés Zegada
|