Me Engañaron
Anochecía. Mi esposa y yo acabábamos de caminar
por el famoso puente Charles en Praga cuando
un hombre se nos acercó con un fajo de dinero en
la mano. «Cuarenta y dos coronas checas por un
dólar» --dijo. La tasa oficial era de unas 35 coronas
por un dólar estadounidense.
Así que cambié $50 por 2.100 coronas checas.
Esa noche le hablé a mi hijo de mi buena fortuna.
«Papá, debí habértelo dicho --dijo disculpándose--.
Nunca cambies dinero en la calle.» Miramos los billetes.
El de 100 coronas era auténtico, pero los dos de 1.000
coronas no valían nada. Parecían dinero checo, pero
eran billetes búlgaros que ya no estaban en circulación.
Me habían engañado y me habían robado.
Renuevo de plenitud
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