I Ojalá que te bebas mis sueños, que mi nombre se extienda por todo tu cuerpo.
Que me pierda en tu piel de aceituna en las lentas horas de abril y de luna.
Ojalá a mi cintura se amarre la cinta de tu sangre oscura.
Y que por tus labios húmedos y sabios transiten mis besos de óxido y de llanto.
Ojalá que asciendas por mi sangre enhiesta con la fiebre izada como una bandera.
Aunque luego huyas. Aunque nunca vuelvas. Aunque se haga negra esta primavera.
Aunque yo me muera.
Isabel Rodriguez Baquero
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