Humildad
No
te averguences de ser humilde. La humildad es el conocimiento perfecto
de lo que somos y podemos, sin ilusionarnos con cualidades que no
tenemos. Humildad no es postura del cuerpo ni tono de voz: es una
actitud del espíritu, que sabe lo que es y lo que puede, y que no
requiere que los demás la vean: vale por sí misma. ¡ Por lo tanto, sé
humilde!
Los beneficios de esta cualidad
1. Al estar
consiente de todas las cosas buenas que poseemos, ya no existe la
necesidad de sufrir por la envidia hacia otras personas. Quien aprende
a realmente ser humilde, logra vivir una vida más feliz. 2. Al
estar en armonía con uno mismo, se está dispuesto a mostrar honor y
aprecio hacia otras personas. Valorarse a sí mismo trae aparejado
valorar a los demás. 3. La falta de humildad causa enojo y engendra peleas; la humildad crea serenidad y tranquilidad. 4.
Con humildad se desarrolla la capacidad de admitir las equivocaciones,
ya que se elimina el miedo a sentir que uno no vale nada. Al conocerse
a sí mismo, la crítica se transforma en una posibilidad de crecimiento.
5. Con humildad, es más fácil perdonar a otros rápidamente. 6. Humildad es apreciar lo que tenemos, es tener conciencia de que todo es un regalo.
La conducta ejemplar
El
Midrash relata que el sol y la luna fueron creados originalmente del
mismo tamaño. Sin embargo, la luna se quejó ante Dios...
- "¿Es posible que dos reyes gobiernen un país y compartan una misma corona?" -
" Afirmas que tú y el sol no deben ser del mismo tamaño", dijo Dios. "
Muy bien, puesto que uno debe estar subordinado al otro, disminuiré tu
tamaño y poder. El sol continuará ardiendo tan brillantemente como
cuando fue creado e irradiará luz y calor durante todo el día, y tú
proveerás sólo una débil iluminación durante la oscuridad de la noche".
La luna se entristeció sobremanera al escuchar estas palabras e
inmediatamente se lamentó de sus propios dichos. Por eso, Dios le dijo
luego: - " Porque comprendo que ahora te lamentas por tu conducta
impropia, haré más leve el peso de Mi decisión: te rodearé de
incontables estrellas luminosas que agregarán a tu luz su propio brillo
titilante."
El esmero por demostrar una supremacía inexistente
conduce usualmente, a una amarga decepción. Debemos sentirnos útiles y
capaces; pero no a expensas de otra persona, sino sabiendo realmente lo
importante que somos.
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