¿Dónde está la verdadera felicidad?
Nos pasamos la vida entera buscando la felicidad,
sin darnos cuenta que la felicidad está más cerca de lo
que imaginamos, y quizas en más de una ocasión hemos dejado
pasar de largo la felicidad, precisamente porque tenemos
un concepto equivocado de lo que ella significa,
relacionándola tal vez con lo material ... placer,
comodidad, dinero, posición envidiable, éxitos personales,
y un sin fìn de cosas, que si bien es cierto nos llenan de
satisfacción momentánea, no garantizan su perdurabilidad
permanente, porque están carentes de lo más esencial y
verdadero, que es el gozo espiritual.
La felicidad es ese sentimiento hermoso que experimentamos
y transmitimos en el día a día, a través de las cosas más
sencillas y llenas de valor que forman nuestro mundo y nuestra
razón de existir, por medio de las cuales emanamos una alegría
natural y espontánea que ilumina nuestro rostro, que nos hace
sonreir e invita a otros a que también rían con nosotros ...
Podríamos estar sin un solo centavo en nuestro bolsillo y ser
a la vez las personas más felices de este mundo ... y podríamos
a lo mejor estar llenos de comodidades y bienes materiales
y ser las personas más infelices, más vacías, y más
tristes también.
La verdadera felicidad, aquella que no se extingue, se
construye con amor y entrega. Sus raíces son profundas y
auténticas, porque siendo su abono diario el amor, hará que
sucedan cosas maravillosas, en las que el hombre no
alcanza a comprender muchas veces su dimensión, porque su
origen es divino, y donde está la mano de Dios todo germina y
fructifica de manera única y sorprendente, todo es más
hermoso y sublime, y consigue lo que el dinero, la fama y la
opulencia no pueden conseguir, porque para alcanzar la felicidad
hay que ser como los niños, puros y transparentes, con un
corazón que late con la fuerza del Amor de Dios.
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