Persecución
Las Brujas, estos misterios personajes
que en la época medieval fueron perseguidos
implacablemente por la ley, la bruja que era
aprendida, tenían que soportar toda clase de
humillaciones y crueldades. Buscaban en su
cuerpo las marcas que la "identificaban" como
bruja, en la mayoría de los casos eran sus
propios vecinos quienes realizaban estas
investigaciones.
Las metían en una sucia celada en
donde abundaban las ratas; en ocasiones, la
confinaban en su casa, pero, en estos casos, la
mantenían atada a una pata de la cama.
Cuando llegaba el día del juicio, la infeliz
estaba casi al borde de la locura como resultado
de los sufrimientos físicos y mentales
que había tenido que soportar.
Encadenada la llevaban ante un
tribunal normalmente por jueces conocidos
por su odio a ellas.. Las pruebas existentes
solían ser puros rumores o total invención,
con estas evidencias eran suficientes para
condenarlas a muerte mediante una gran
variedad de métodos desde la decapitación,
la orca o la terrible hoguera.
De la misma forma que crecía la persecución
de las brujas, crecía el número de víctimas.
En el siglo XVI, la persecución de brujas se
convirtió en una verdadera obsesión en Europa
Occidental, los que practicaban esta cacería de
brujas no reparaban en edad, ni en sexo y se
daba el caso de que niños de corta edad fueron
cruelmente azotados mientras veían cómo
quemaban vivas a sus madres.
Los cazadores de brujas las identificaban
mediante la búsqueda en sus cuerpos de marcas
o verrugas en el pecho y en las axilas, para ellos
cualquier tipo de "señal"