Petronio, tenía una perspectiva muy diferente
sobre los resultados del cambio. Él dijo:
Nos entrenamos arduamente... pero cada vez
que comenzábamos a formarnos en equipos,
nos reorganizábamos. Más tarde en la vida aprendí
que al enfrentarnos a situaciones novedosas,
nuestra tendencia es hacia la reorganización.
Qué maravilloso método es este para crear la
ilusión de progreso, mientras lo que se produce
es ineficiencia y desmoralización.
Martin Luther King, hijo, tenía una opinión un poco
más espiritual respecto a la adversidad.
La medida máxima de un hombre -dijo él- no
es la posición que asume en momentos de comodidad
y conveniencia, sino la posición que está dispuesto
a asumir en tiempos de reto y controversia.
Dios nos ama en los momentos buenos y en los malos;
y lo que verdaderamente importa no es lo que nos
ocurre, sino lo que ocurre en nosotros.
Algunas veces, Dios calma la tempestad -otras,
permite que la tempestad ruja y a quien
calma es a su hijo.
La adversidad es a menudo la ventana de
oportunidad para lograr el cambio.
Leith Anderson