Nunca digas nunca
Su resolución de Año Nuevo fue nunca
decir nunca. Janet Kirkman no quería
casarse, tener hijos, trabajar con computadoras
ni vivir en California. Pero sí se casó, tiene
dos hijos maravillosos, trabajó para un
gigante de las computadoras y vivió en
California. Dios cambió casi todos los
«nuncas» que había planeado.
Esa resolución nos recuerda que los planes
de Dios pueden ser muy distintos a los
nuestros. Pero también nos puede proteger
del orgullo y de nuestra vulnerabilidad
a la tentación bajo presión.
Cuando Jesús estaba enseñando a sus
discípulos lo que era el verdadero
servicio lavándoles los pies, Pedro le dijo:
«No me lavarás los pies jamás».
Pero cuando el Señor le dijo que él no
podía tener «parte» con Jesús si no
aprendía esa lección, Pedro cambió
rápidamente
Un poco después, Pedro volvió a tropezar
con la palabra nunca. «Respondiendo Pedro,
le dijo: Aunque todos se escandalicen de
ti, yo nunca me escandalizaré»
Ese nunca se derritió pronto en lágrimas
amargas de vergüenza y remordimiento.
Janet recomienda:
«¡Cuidado con los nuncas! Los nuncas
están orientados al "yo" y Dios está
orientado a "Él". Mantengamos la
atención en Dios, que es donde tiene
que estar.
Renuevo de Plenitud
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