Si se pierde no se encuentra
Cierto día salieron a pasear juntas por
un lugar, donde se celebraba una
hermosa fiesta, la Ciencia, la Fortuna,
la Resignación y la Honradez.
En el camino dijo la Ciencia: Amigas,
como puede darse el caso de que
nos perdamos unas de otras en la fiesta,
es bueno convenir el lugar donde
podamos encontrarnos de nuevo: a mí
podéis encontrarme en la Biblioteca de
aquel sabio médico, el doctor X que,
como sabéis, es uno de mis viejos y
mejores amigos.
La Fortuna dijo: --Yo me iré a esperarlas
en el lujoso palacio de aquel
poderoso millonario a quien, como
sabéis, siempre acompaño.
La Resignación dijo a su vez: --A mí
me encontraréis en la pobre y triste
choza de aquel viejecito a quien con
tanta frecuencia veo, y quien, sin
exhalar jamás una queja, ha vivido
tantos años sufriendo los horrores
de su negra suerte.
Como notasen las compañeras que
la Honradez se mantenía callada,
le preguntaron: --A ti, amiga,
¿dónde te encontraremos?
La Honradez, bajando tristemente
la frente, respondió: --A mí, quien
una vez me pierde, difícilmente me
vuelve a encontrar.--J. R. C.
La honradez es una perla de gran precio.
O vale la pena extraviarla. Cualquier
otra cosa podría perderse, pero
jamás juegues con la honradez.
La pierden muchos en la política, en
los negocios, en los estudios o en la
religión. Ella determinará el grado
de credibilidad que tenremos en la vida.
Renuevo de Plenitud
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