CAMINOS
Cont....
-Don Juan... dónde se ha perdido, pues... tanto lo estamos esperando.
-¿A mí?... para qué será... ¿le ha pasado algo a mis chicos o a mi Tuca?
-No... no don Juan..., no ha pasado nada... lo estamos esperando para pasar juntos la Navidad...
-Claro don Juan... juntos pues pasaremos la Navidad... ya somos conocidos, no ve que ya están más de tres meses aquí.
-Pero... es que yo no tengo nada... bueno... no me acordé de la Navidad... y bueno... he ido a buscar trabajo.
-No te preocupes de eso ahora don Juanito... ya estamos doña Antonia y tus hijitos... ya están jugando con los otros chicos del barrio... los del Camba Soruco también están aquí... ellos son nuestros otros vecinos... también está el Potoco.
Entra en su habitación donde se encuentra su esposa, llorando, observando el pesebre arreglado por sus hijos... abraza a su esposo y juntos... muy juntos en sus almas lloran por ese momento tan doloroso, tan emocionante.
Juan y su esposa entran nuevamente en su vivienda y tras ellos los vecinos que los abrazan...
-Feliz Navidad, don Juan... esta noche es noche buena... es Navidad... todos nacemos de nuevo, doña Tuca... una nueva vida se inicia... ya verán que todo se arregla... ¡sólo hay que tener fe en el que acaba de nacer...! Jesucito nos apoyará... vamos, don Juan... ¡Feliz Navidad!
Al escuchar "Niño Dios"... Juan mira el pesebre pensando en la imagen de Jesús niño... pero casualmente ... alguien puso en él un gran pan... cual si fuese el cuerpecito del Redentor.
-Perdón, Dios mío..., perdón Jesús...
-Pero don Juanito, qué te pasa pues...
-Pasa que estoy naciendo de nuevo yo también... don Carlos... Y amigo Soruco... queridos vecinos... perdón, Jesús mío... Dios mío, sí existes... ¡claro que existes...! Existes en el corazón de los hombres de buena voluntad... en el alma de los buenos vecinos... vecinos como éstos... gracias, don Carlos... gracias don Soruco... Dios existe en el corazón de todos, grandes y chicos... ricos y pobres... jóvenes y viejos... que como ustedes piensan en los demás para compartir lo que tienen. Perdone que llore, Don Carlos... ese pan que está en el pesebre, ese es el cuerpo del niño Jesús... ¡¡ese es el pan que nos une, don Soruco!!... ese es el pan de Navidad... es Navidad compartida por todos los de buena voluntad... saben queridos vecinos... esta noche estaba pensando en unos caminos... pero... mejor... para que les cuento, este es el camino de la vida y la paz... la unión de los hombres... y... JESÚS SE REENCARNA EN EL CAMINO DE NUESTRA LIBERACIÓN ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!
(Cuento de Oscar Elías Siles,
1er. Premio Concurso de Cuento Navideño 1986, Bolivia)
Reflexión:
Lo importante en Navidad no es la fiesta, los regalos y las compras. Pensemos que la primera Navidad fue la Navidad de unos pobres, María y José, que no hallaron lugar en la posada del pueblo de Belén y tuvieron que ocupar un lugar deshabitado para que naciera el Niño (Lucas 2,7). Por eso, la celebración cristiana de Navidad que cada año recordamos, ha de ser la fiesta de la solidaridad, del amor, del compartir, de comenzar a vivir la vida con ojos de niño, de confiar en Dios que no olvida a su pueblo.
Los vecinos de Juan, el personaje de este cuento, saben acogerlo, ayudarlo y festejar compartiendo desde su pobreza. El pan que ocupa el lugar del Niño en el pesebre, es un símbolo de que donde no se comparte el pan no está el Señor y al revés, donde se comparte allí está Jesús.
d.a