¿Qué
son los niños? Son paquetes de energía que solo dejan de correr y hacer
preguntas cuando están completamente exhaustos o caen rendidos de sueño. Suben
los árboles, escarban en medio de un riachuelo, y generalmente con solo
mirarlos, los adultos se rinden de cansancio. Algunos son más tranquilos que
otros, pero todos hacen preguntas.
Al
chico no le importa si esto te distrae o produce una gran sonrisa en tus
labios. Ellos preguntan y actúan, día tras día, tras
día.
Los
niños se comportan de esta manera porque desean saber. Son como enormes
esponjas que absorben todo a su alrededor. Es un momento valioso cuando ven
algo especial. Sus rostros se iluminan como si fuera el día de Navidad. Se les
saltan los ojos quedan boquiabiertos de incredulidad, y luego sonríen. A
menudo los adultos nos hemos olvidado de sonreír.
Los
niños no esconden nada. Si están emocionados o asustados, es muy obvio. Aceptan
y devuelven amor y atenciones con imprudente abandono. Podemos dejar de pensar
como niños, pero hay una gran recompensa al experimentar el gozo que siente un
niño.
Un
gran hombre es aquel que no ha perdido
su corazón de
niño.
Mateo
18:3
Si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los
cielos.
Fuente: El libro devocionario de Dios para los padres,
Editorial Unilit.