El
Mito de Santa Clau
Aparentemente todo se origina con la
historia
de tres doncellas pobres que
no tenían
dote para casarse.
La
desesperación del padre era tal que
estaba a
punto de vender a una de las
tres
desdichadas para conseguir el dinero
para que
las otras dos se casaran.
Cuando el
obispo San Nicolás de Myra
(del siglo
IV) se enteró de la desgracia de
esta
familia, en silencio, en la noche, y por
la ventana
abierta de la casa de las jóvenes
echó tres
bolsas llenas de oro (por casualidad
éstas
entraron en las medias de las muchachas).
Con el
tiempo los grupos más marginados de
Myra (como
huérfanos y marineros) hicieron
a San
Nicolás su santo patrono, pues su
bondad se
había vuelto ya reconocida.
Pronto la
leyenda se extendió por todo el
norte de
Europa, Rusia y Grecia..
Después de
su muerte, un 6 de diciembre, se
siguió
celebrando esa fecha, y así surgió aparentemente la Navidad Medieval. Ese
día,
todos
sacaban comida para el santo y paja
para sus
caballos, y a la mañana siguiente,
los niños
obedientes encontraban que la
comida y
la paja habían sido intercambiados
por lindos
juguetes y regalos.
Fue
entonces cuando se originó verdaderamente
la
costumbre de intercambiar regalos en
nombre de
la fraternidad y la solidaridad.
Cuando la
cristiandad se afianzó en el
mundo
ejerció una influencia importante
en la
celebraciones paganas de San Nicolás.
Los
pueblos inmigrantes que llegaron a
América
trajeron consigo muchas creencias –
los
escandinavos llevaron a los duendes que
daban
regalos, los alemanes trajeron el
árbol
decorado y a los ayudantes de
San
Nicolás, y los irlandeses, la costumbre
gaélica de
encender una candela
en la
ventana.
En el
siglo XVII los alemanes presentaron
a su
“Sinterklass” (que por fonética se
adoptó
como “Santa Claus”). En 1808 el
escritor
norteamericano Washington Irving
escribió
una sátira de Santa Claus
imaginándolo como un ser que se
desplazaba
en un
carro tirado por varios caballos y que
iba cargado de regalos que dejaba
caer
por las
chimeneas.
En 1822
Clement Moore reemplazó los
caballos
por renos.
En 1863
Thomas Naast imaginó al
simpático
gordito de traje rojo que hoy
maravilla
a todo el mundo.
Liliana Varela
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