“Cuando lleguemos a la estación sucederá!”,
exclamamos.
“Cuando cumpla los dieciocho.”
“Cuando compre un Mercedez Benz.”
“Cuando se hayan graduado mis hijos.”
“Cuando pague la casa”.
“Cuando consiga un ascenso.”.
“Cuando me jubile,
¡Qué Feliz voy a ser por el resto de mi vida!.
Tarde o temprano comprendemos que no existe tal
estación; no hay un sitio al que llegar de una vez para
siempre. El verdadero gozo de la vida esta en el viaje.
La estación es solo un sueño.
Se aleja de nosotros sin cesar.
“Este es el día que ha creado el Señor; regocijémonos
en él”. No son las cargas del hoy lo que enloquece al
hombre. Son los arrepentimientos por el ayer
y el miedo al mañana.
Por eso, deja ya de recorrer los pasillos y contar los
kilómetros. En Cambio, escala más montañas, toma
más helado, camina descalzo con más frecuencia,
zambúllete en más ríos, contempla más atardeceres,
ríe más, llora menos.
Es preciso vivir la vida en pleno viaje.
La estación llegará..demasiado pronto.