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General: Una estrella de Luz
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Respuesta  Mensaje 1 de 5 en el tema 
De: ♂Anita♂  (Mensaje original) Enviado: 05/12/2009 07:27

 

 

Una estrella de luz

Fabián, siempre esperaba con gran entusiasmo que llegara el fin de semana.

Los viernes, apenas salía del trabajo, iba hasta su casa, preparaba la mochila

con las cosas necesarias para acampar y algunos alimentos, medicamentos

 y ropa que había juntado entre los amigos. Tomaba el colectivo hasta

el Tigre, y llegaba con el tiempo justo para subir a la última lancha

 que lo llevaba hasta el camping. Sábado y domingo se dedicaba a

recorrer la zona en un pequeño bote para conversar con las familias

 y compartir con ellas las cosas que había llevado. Al mismo tiempo,

 aprovechaba para hacer una lista de necesidades para tratar de

resolverlas durante la semana. Ayudaba a los chicos en las tareas -porque

muchos de los papás no sabían leer ni escribir- y los alentaba para

que no dejaran de estudiar, aunque sabía lo difícil que era para ellos

 ir todos los días en lancha hasta la escuela.

Feliciano, el administrador del camping ya lo conocía y lo esperaba

con un plato de sopa caliente los días de invierno, y una ensalada

con algún fiambre cuando hacía calor. Fabián compartía la sencilla comida con él, y después armaba

su carpa en el lugar más alejado, cerca del río. Amaba las noches

despejadas, para tirarse boca arriba sobre el pasto y contemplar

las estrellas. Se pasaba horas enteras contándolas, poniéndoles

nombres e imaginando dibujos en el cielo.

Cierta noche estaba así tirado, disfrutando de un cielo maravilloso

en el que podía distinguir hasta la estrella menos brillante

(esas que no se pueden ver en la ciudad), sin nubes, con

la temperatura ideal -ni frío ni calor- cuando, de pronto,

le pareció que una estrella se movía. Él había oído muchas

 veces de estrellas fugaces y, en un primer momento, no se extrañó.

Pero, al seguir mirando descubrió que la estrella parecía dudar.

 Se movía para un lado y después para el otro. Como si fuera

una persona que no sabe si cruzar una calle o no. Se mantuvo

en ese juego durante unos minutos. Fabián se fue incorporando

de a poco hasta quedar de pie, sin poder quitar la vista de esa estrella

tan extraña. Quizá no sea una estrella, pensó. ¿Será un OVNI?

Después de unos instantes, la estrella, que realmente parecía dudar,

 se decidió y se precipitó hacia la tierra. Fabián se dio una gran susto,

porque creyó que se le iba a caer encima, y se agachó. Le pareció

que había caído muy cerca, detrás de unos árboles.

«No puede ser; las estrella no caen así, debe tratarse de otra cosa;

 esto es imposible, seguramente es una ilusión óptica por estar fijando

tanto tiempo la vista...»

Fabián trataba de convencerse de que no había pasado nada y ni siquiera

 miraba hacia los árboles donde supuestamente había visto caer la luz.

Sin embargo, su curiosidad fue más grande. «Si no fue nada,

¿qué pierdo con ir a ver?», se justificó.

Se dirigió, entonces, hacia ese lugar tratando de no hacer ruido.

Llegó hasta donde había varios árboles caídos que formaban

un claro. Entonces, la vio.

No podía creerlo. Se frotaba los ojos, porque creía que estaba

soñando; o hipnotizado; o sugestionado... Sentada en un tronco,

 con la cabeza apoyada en un brazo y una pierna doblada sobre

la otra, se encontraba una estrella. Tenía una expresión de gran tristeza

 y a Fabián le pareció ver una pequeña lágrima que le caía por la mejilla.

Tuvo miedo, pero el temor fue desapareciendo al contemplarla tan

 desamparada y triste. Se acercó despacito y le dijo:

-Disculpe, no entiendo qué está pasando, pero me da mucha pena

 verla así. ¿Quién..., o qué es usted? ¿La puedo ayudar en algo?

La estrella levantó los hombros como diciendo que ya nada le

importaba y giró hacia el otro lado.

-De verdad señora, no me gusta dejarla acá sola y tan triste;

 quizás pueda hacer algo para ayudarla (Fabián apenas se daba

cuenta de lo asombroso de la situación. No todos los días se conversa

 con una estrella; pero no le quedaba más remedio que hacerlo).

Después de un rato, la estrella le dijo:

-Te agradezco, pero lo dudo. No creo que nadie pueda ayudarme.

¡Estoy tan cansada! Pero es muy largo de contar. Casi dos mil años

de vida no se cuentan en un minuto.

Fabián se sentó en un tronco, a una distancia prudencial y dijo.

-No importa, no tengo nada que hacer. Tengo tiempo para

charlar con usted.

La estrella comenzó a hablar lentamente y, en su voz,

se percibía una gran tristeza.

-Hace dos mil años me encomendaron una tarea. La más importante,

me dijeron. No importa que seas chiquita, ni que no tengas mucho brillo.

En el momento oportuno, el brillo te llegará de afuera y llamarás la atención

 de todos los hombres. Era mi oportunidad. Ya no sería una estrella más;

 ya no pasaría inadvertida; los hombres me pondrían un nombre y figuraría

en los catálogos. Fue así que acepté, y con mi luz señalé el camino

a unos sabios hasta el pesebre donde había nacido un pequeño niño.

Desde ese momento, todos los años hago el mismo camino, para que

nadie se olvide de ese gran acontecimiento que, según me contaron,

cambió la historia de los hombres. Pero, con el paso del tiempo, me di

cuenta de que ya no vale la pena; que los hombres no miran hacia

 el cielo; han perdido sus sueños; se matan en las guerras...

Interrumpió su conversación durante unos segundos y, con la mirada

 perdida, pareció estar buscando una palabra para completar la frase,

un adjetivo para la palabra guerras.

-En guerras. Esta palabra es tan tremenda en sí misma, que no necesita

 nada que la acompañe. Si dijera en terribles o crueles guerras,

alguien podría llegar a pensar que hay guerras que no son terribles

o crueles.

¡Se matan entre hermanos! Vi torturas y desapariciones. También vi a

mucha gente morirse de hambre, al mismo tiempo que otros despreciaban

el plato que le ponían delante. Mujeres golpeadas, sometidas

y esclavizadas.

 Chicos sin escuela y otros que la desaprovechan. Vi gente

enriquecerse en forma desmedida y despiadada, mientras

otros carecían de lo indispensable. Excluídos en un mundo globalizado;

 enfermos que podrían curarse; locos abandonados por sus familiares;

 personas viviendo sin techo; niños mendigando o robando o matando...

Niños de la calle asesinados. Violencia engendrada por las desigualdades

 y por la injusticia.

Los que deberían servir porque tienen el poder, se preocupan

 por unos pocos.

Yo, que vi nacer al niño de Belén, que escuché lo que predicaba,

que lo vi compartir la comida, echar a los mercaderes del templo,

 lavarle los pies a sus discípulos, creo que ya no tengo nada más que

hacer. Los hombres se han olvidado de todo lo que él dijo. Ya no

tienen arreglo. Ya no miran el cielo, ¿para qué voy a seguir

 recorriendo ese camino?

Fabián se había quedado mudo y paralizado. No sabía qué decir

ni qué pensar. Todas las ideas se le mezclaban. La estrella parecía

tener razón pero, sin embargo, Fabián se revelaba contra esta idea.

¿Ya no hay esperanzas? ¿Ya está todo perdido? No sabía que decir

y comenzó a balbucear palabras incoherentes:

-Bueno, no todo es así, puede ser que... Yo creo que podríamos…

La estrella lo interrumpió.

-Está bien, no hace falta que intentes convencerme, yo ya decidí

qué hacer. ¿Por qué no me contás qué hacés vos en este lugar

 tan apartado y alejado?

Fabián la invitó para que fuera hasta su carpa y le convidó un mate.

Él se recostó en el pasto y la estrella a su lado. Así, comenzó a contarle

a qué se dedicaba y qué hacía los fines de semana en esa isla.

-¡Qué suerte que te encontré!, dijo la estrella cuando Fabián terminó de

 hablar. Aunque este año no brille para todos, vos tuviste la oportunidad

 de tenerme bien cerca tuyo. Sos el único que merece verme...

Fabián que había entrado en confianza la interrumpió

brúscamente y le dijo:

-Creo que está equivocada. En primer lugar, no soy el único que

merece verla; y por otra parte, es cierto que el mundo parece

encaminarse hacia la destrucción y que no hay nada que pueda

detener lo que está pasando, pero, justamente por eso, creo que

tiene que brillar más que antes. Hay muchas personas que sólo

miran hacia abajo, que necesitan una luz fuerte para descubrir que

pasan cosas más allá de sus narices. ¡Cómo se va a dar por vencida

justo ahora que es cuando más la necesitamos!

Muchos hombres no van a reconocer su luz y ni siquiera se van a

enterar de que usted hace un recorrido para llamarles la atención,

para recordarles un gran acontecimiento, para anunciar que para Dios,

los hombres somos importantes, porque él se hizo uno de nosotros.

 Pero quizás, alguno puede llegar a levantar la vista y verla ¡Aunque

más no sea por casualidad! ¿Y a los otros? ¿Quién va a renovarles

 la esperanza?

Fabián dijo esta última frase gritando. La estrella permaneció callada.

En la oscuridad, Fabián no pudo distinguir que esbozaba una sonrisa.

De golpe, sintió algo húmedo en su rostro. Era «Pirata», el perro del

 administrador del camping que le estaba lamiendo la cara.

-¡Eh, Fabián! ¿Cómo estás? ¿Te pasó algo?, preguntó Feliciano.

Me asusté, porque vi una luz y te oí gritar como si estuvieras

discutiendo con alguien. Pensé que te había pasado algo, pero

seguramente te quedaste dormido. Metete dentro de la carpa

que te vas a resfriar con el rocío.

Fabián le hizo caso, entró en la carpa, pero tardó en dormirse,

 porque aunque estaba seguro de que todo había sido un sueño,

sentía una extraña sensación.

Pasaron los días y llegó el tiempo de Navidad. Poco antes, Fabián

organizó una fiesta con la gente de la isla y unos amigos de la ciudad .

Feliciano prestó el camping y armaron una gran mesa para la fiesta

que comenzó bien temprano por la mañana y duró hasta la tardecita.

 Comieron lo que cada uno había llevado, bailaron y cantaron.

 Antes de irse, Fabián regaló a cada familia una pequeña estrella

de madera para que la colocaran sobre el pesebre.

El 24 a la noche, justito cuando daban las doce, todas las familias

de la zona, vieron una gran luz que provenía del pesebre donde

 estaba la imagen del pequeño bebé.

Esa luz, para sorpresa de todos, venía de la pequeña estrella de

 madera. En el cielo, también brilló una estrella, aunque ya no

señalaba el camino hacia el lugar donde hace dos mil años había

 estado el niño. En cambio, iluminaba a todos los que, como Fabián,

 hacen nacer a Dios en medio de los hombres y los conducen hacia él.

Y, para sorpresa de muchos, esa nochebuena,

estuvo muy iluminada.

Autor desconocido

 

 

 

 

 


 

 

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Respuesta  Mensaje 2 de 5 en el tema 
De: ♥♥♥♥LEONCITA♥♥♥♥ Enviado: 05/12/2009 09:10
 
 
 
 
 

Respuesta  Mensaje 3 de 5 en el tema 
De: GAVIOTA LIBERTAD Enviado: 05/12/2009 22:45
 
Gracias Corazon, que tengas un fin de semana lleno de satisfacciones
 
 
besitos  y bendiciones
 
Image24gracias.jpg picture by SONADORADEAMOR

Respuesta  Mensaje 4 de 5 en el tema 
De: anasuS Enviado: 06/12/2009 00:39
Navidad... un espacio divino para reflexionar todo lo que hicimos bien o mal y aquello que dejamos de hacer y prepararnos para el manana, esperando con fe la venida del senor el mejor regalo de amor.

Gracias corazon por estar y compartir en este vuelo.
Te deseo un Feliz Domingo lleno de Luz, Paz y Amor.
Besos y bendiciones,







Respuesta  Mensaje 5 de 5 en el tema 
De: isaabuela Enviado: 07/12/2009 12:55
 
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