La
vida es un camino donde a través de las experiencias aprendemos a valorar los
propósitos divinos, y hay por supuesto leyes y normas, que han hecho algunos
hombres sabios en el corazón, más otros repudiando el amor, y siendo rebeldes y
violentos, cambiaron el significado de la vida con esa actitud negativa,
desarrollando ambición desmedida, violencia, espíritu de engaño y destrucción.
Pero
Dios el creador tiene para el hombre verdadero, su amor imperecedero, y cuando
el hombre es consciente de este amor, el espíritu del hombre se glorifica, y la
conciencia se fortaleza y la vida se afirma solidaria entre unos y otros,
y entre todo el universo, y así la paz, la prosperidad y la salud
florecen.
El
hombre necesita recibir enseñanzas de amor y madurarlas en su corazón y en su
mente, y luego fortalecer estas semillas y hacerlas tan grandes como un árbol, y
con su grandeza tocar las estrellas. Pero resulta que muy pocos sienten y
reciben un amor sin condiciones, antes de todo la cultura de la vida, es el niño
de hoy, y el hombre del mañana, y este necesita ser protegido, nutrido y apoyado
por un amor tierno, comprensivo que le de atención, cuidado, espacio y tiempo,
y que le permita desarrollar la identidad y la fortaleza, en todo el sentido de
la palabra, en la vida física, psicológica, y espiritualmente.
Y
solo de esta manera la mente que nace y se inicia retendrá los fundamentos de
una vida justa, noble, y verdadera, mas frente a estas carencias, la mente se
hace débil, los sentimientos se perturban y el cuerpo inexorablemente enferma, y
el individuo indudablemente caerá y decaerá como si una flor se
marchitara.
La
vida puede ser muy frágil, pero la presencia espiritual y personal son tan
importantes, y tenemos que tener en cuenta que tan solo basta un instante para
perder el buen rumbo, ya que el principio de la vida no esta maduro, y se
necesita una gran dedicación en la conciencia y cultura del bien. Y solo así
entonces los propósitos crecerán en el pensamiento del hombre, y no se
envenenara con el egoísmo, la soberbia, y la vanidad, sino que recibiendo amor,
aplicara amor en todas las obras de su vida tanto como para recibir como para
dar.
Pero
estos escenarios son ya casi utópicos, en la mayoría de los casos el hombre se
enfrenta al niño, y en casos aun mas espantosos hasta lo asesina y lo mata, y en
sociedades primitivas donde se cultiva, se admite y se solicita el aborto, y
esto sucede porque el hombre no respeta su principio (el niño), pues lo hiere y
lo mata. Si se cambian los valores el hombre se confunde y la ambición
prevalece, y se tiñen de sangre sus manos, y se hiere aun más a
Dios.
Preguntémonos, ¿como puede haber paz?, ¿como puede haber
felicidad?, la salud del hombre es también la salud de los pueblos, y es también
su destino. Enderezcamos los caminos, regresemos al origen y cultivemos el
respeto y la identidad, y el corazón y la conciencia de todo lo que vive, porque
esta es la base necesaria para procurar la
salud.
Oscar Basurto
Carbonell
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