La Navidad celebra en todo el mundo la reunión de los seres que se quiere y no es casualidad que en esa fecha todos pensemos en los que no vienen.
Hay más... porque en la cena se recuerda a todos los que ya con Dios se fueron y en la conversación se habla, seguros, de que ven nuestro amor grande y sincero.
Y es que el Niño que nace fue la lancha que recoge al que lucha entre las olas, y El que después aplica aliento inmenso para darle La Vida al que se ahoga.
No es una broma verlo en el pesebre ni después, a lo largo de su vida, oír como nos dice que es El Hijo de Dios Creador del Todo Lo Que Vibra.
Aquellos que se acojan a su yugo y defiendan su nombre con firmeza y pase lo que pase lo conminen ha dicho que tendrán La Vida Eterna.