Abre tus alas, y alza el vuelo.
Cual águila que va al encuentro de los rayos del sol todos los días.
Sé
como un ángel que ha levantado sus alas, abandonando la materia ínfima,
comprendiendo los mensajes silenciosos del Creador que está en todas
las estrellas del firmamento.
Sé
como el poeta que es capaz de ver igual la belleza de una fiera
cuidando a sus crías, el caudaloso río que alimenta y da vida a la
selva, el arcoiris que ilumina el cielo después de la tormenta.
Sé
como el peregrino que camina por la tierra, sin detenerse a mirar quien
lo sigue o quien corrige su andar, simplemente camina tras el maestro
silencioso de la vida, y con la caridad va dejando el mensaje necesario
para la memoria eterna.
Sé
como el eterno enamorado recitándole poemas a la novia bajo el balcón a
la luz de la luna, con frases que nacen del alma, incapaz de ideas
absurdas de posesión o de egoísmo, entregándole amor diáfano y puro,
humilde y casto, en rimas inefables de verdadero amor eterno.
Sé
como el niño que sonríe día a día a su madre, cuando despierta por las
mañanas: Alegre de encontrar en el rostro amado, a la que le ha dado la
vida, el alimento, el calor y el amor bendito.
Sé como la flor, la pluma, el suave aroma de la hierba, la luz que emana de nuestra tierra...
No respires aire como los hombres del vulgo... Respira los aromas del mar, de la lluvia, de la hierba fresca...
Respira la luz, que emana Dios en esta Tierra que anhela de nuevo ser bendita...
Desconozco el autor