ATARDECER
Señor, después de un día agitado, nuestra mirada se vuelve hacia Tí.
Al caer la tarde y con la fatiga del trabajo realizado, recogemos todos
nuestros sentimientos y te los presentamos en esta hora de vísperas.
La acción de gracias que brota de nuestros labios, unas veces espontánea
y otras marcada por el cansancio del día es la ofrenda que queremos darte.
Sabemos que Tú acoges y recibes todos nuestros dones, aunque estén manchados
con esas "impurezas" a veces imperceptibles y que sólo tú sabes, pero que con mirada
cómplice las aceptas, sabiendo los por qués, y los motivos de nuestras imperfecciones.
Me gusta estar contigo, además de por otras cosas, porque no tengo necesidad de darte
explicaciones del por qué de mis actos, ¿quién sino Tú, conoces hasta el fondo de mi corazón,
y sabes qué es lo que me motiva en la vida? puedo estar en silencio, recibiendo y
siendo consciente de tu ternura y de cómo me mimas.
Es fácil estar contigo porque me siento hechura de tus manos, y puedo abandonarme
totalmente y descansar Tí, mi Creador; no tengo necesidad de fatigar mi mente y aparentar lo que no soy.
¡Gracias por este rato! Gracias porque me permites estar a tu lado y me das la oportunidad de descansar en Tí.
|