LA NOCHEVIEJA
Desde tiempos muy antiguos, ésta ha sido
la más bulliciosa de las noches. Para los
antiguos agricultores europeos, tos espíritus
que destruían las cosechas por medio
de enfermedades eran barridos durante
la noche que precedía al Año Nuevo, con
un gran concierto de cuernos y tambores.
En China, las fuerzas de la luz, el
Yang, derrotaban anualmente a las
fuerzas de la oscuridad, el Yin, cuando
en esta noche mágica la gente se
congregaba para hacer sonar platillos
y detonar petardos. En Norteamérica,
fueron los holandeses, en su colonia de
Nueva Amsterdam, en el siglo XVII,
quienes originaron las modernas
celebraciones de la Nochevieja, aunque
es posible que los indios nativos de esas
tierras les hubieran dado un ruidoso
ejemplo en este sentido, y con ello
hubieran allanado el camino. Mucho
antes de que llegaran los colonos al
Nuevo Mundo, la fiesta de Nochevieja
era observada por los indios iroqueses,
que la relacionaban con la cosecha de
maíz. Reuniendo ropas viejas, útiles
caseros de madera, maíz y otros cereales
los indios arrojaban estas posesiones
del año anterior en una gran hoguera,
con lo que significaban, el comienzo de
un Nuevo Año y una nueva vida. Era
una costumbre antigua tan literal, en
su significado, que los eruditos de épocas
muy posteriores no tuvieron que especular
sobre su sentido.
Los colonos norteamericanos presenciaron
la anárquica celebración anual de la
Nochevieja por los indios, y su conducta
no fue mucho más austera, si bien la
escasez de ropas, muebles v comida les
impedía encender hogueras.
En la Nochevieja de 1775, los festejos
que se celebraron en la ciudad de
Nueva York fueron tan ruidosos que,
dos meses más tarde, las autoridades
prohibieron los petardos, las bombas
de fabricación casera y el uso de las
armas de fuego personales para
conmemorar los futuros comienzos
del Año Nuevo.