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El trabajo espiritual no sucede en un día, en una semana, en un mes. Pero eventualmente penetra, y miras hacia atrás y dices: ¡Uau! Realmente cambié.
Hay una historia de uno de los más grandes sabios de la Kabbalah, Akivá, quien a la edad de cuarenta era uno de las personas más negativas que habían, hasta el día que se enamoró de una mujer que era muy espiritual. Pero él pensó: "No puedo cambiar, así que nunca voy a ser lo suficientemente bueno para ella". A pesar de que disfrutaban su tiempo juntos, él estaba convencido de que no había esperanza.
Un día caminaban por la ribera de un rio y vieron un pequeño riachuelo atravesando un gran pedrusco. Ella dijo: "¿Ves eso? ¿Piensas que el orificio en ese pedrusco, que permite que el riachuelo pase, sucedió en un día, una semana, o hasta en un mes? No, sucedió gota a gota a gota, año tras año, hasta que eventualmente ésta creó el orificio que le permitió al agua pasar".
Hoy, recuerda las tres claves necesarias para penetrar cualquier pedrusco que bloquea tu realización: paciencia, compromiso y deseo. Mientras estés dispuesto a traer estas cualidades a tu proceso espiritual diario, vas a poder atravesarlo; tarde o temprano.
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