Te juré no escribirte,
por eso estoy llamándote en el aire
para no decirte nada,
como dicen en el vacío: nada, nada,
sino lo mismo y siempre lo mismo de lo mismo
que nunca me oyes,
eso que nunca me entiendes nunca,
aunque las venas te arden de eso que estoy diciendo.
Ponte el vestido rojo que le viene a tu boca y a tu sangre,
y quémame en el último cigarrillo del miedo
con la herida visible de tu belleza.
Lástima de la que llora y llora en la tormenta.
No te me mueras.
Voy a pintar tu rostro en un relámpago
tal como eres:
dos ojos para ver lo visible y lo invisible,
una nariz de arcángel y una boca de animal,
una sonrisa que me perdona,
y algo sagrado y sin edad,
que vuela en tu frente,
mujer, y me estremece,
porque tu rostro es rostro del Espíritu.
Vienes y vas,
y adoras al mar que te arrebata con su espuma,
y te quedas como inmóvil,
oyendo que te llamo en el abismo
de la noche, y me besa lo mismo que una ola.
Enigma fuiste. Enigma serás.
No volarás conmigo.
Aquí mujer, te dejo tu figura.
Gonzalo Rojas
Chile
Con cariño
Copyright©2007.Webset--Alma Irene designs All rights reserved
respetar sello y autoria si deseas utilizarlos