Tengo los ojos puestos en el Señor, porque él me libra de todo peligro. Mírame, Dios mío, y ten piedad de mí, que estoy solo y afligido.
ORACIÓN COLECTA
Oremos: Nos acogemos, Señor, a tu providencia, que nunca se equivoca, y te pedimos humildemente que apartes de nosotros todo mal y nos concedas aquello que pueda contribuir a nuestro bien.
Por nuestro Señor Jesucristo...
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro del Génesis (28, 10-22)
En aquel tiempo, Jacob salió de Berseba y se dirigió a Jarán. Al llegar a cierto lugar, se dispuso a pasar ahí la noche, porque ya se había puesto el sol. Tomó entonces una piedra, se la puso de almohada y se acostó en aquel sitio.
Y tuvo un sueño: Soñó una escalera que se apoyaba en tierra y con la punta tocaba el cielo, y los ángeles de Dios subían y bajaban por ella. Vio que el Señor estaba en lo alto de la escalera y oyó que le decía: “Yo soy el Señor, el Dios de tu padre, Abraham, y el Dios de Isaac. Te voy a dar a ti y a tus descendientes la tierra en que estás acostado. Tus descendientes van a ser tan numerosos como el polvo de la tierra y te extenderás hacia el oriente y el poniente, hacia el norte y hacia el sur; por ti y por tus descendientes serán bendecidos todos los pueblos de la tierra. Yo estoy contigo, te cuidaré por dondequiera que vayas, te haré regresar a esta tierra y no te abandonaré ni dejaré de cumplir lo que te he prometido”.
Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo: “Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía”. Y exclamó asustado: “¡Qué terrible es este lugar! Es nada menos que la casa de Dios y la puerta del cielo”. Jacob se levantó de madrugada, y tomando la piedra que se había puesto de almohada, la colocó como un memorial y derramó aceite sobre ella. Y a aquella ciudad le puso por nombre Betel, aunque su nombre primitivo era Luz.
Jacob hizo una promesa, diciendo: “Si Dios está conmigo, si me cuida en el viaje que estoy haciendo, si me da pan para comer y ropa para vestirme, si vuelvo sano y salvo a la casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios y esta piedra que he colocado como memorial, será casa de Dios. Y de todo lo que el Señor me dé, le pagaré el diezmo”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL SALMO 90
Señor, en ti confío.
Tú que vives al amparo del Altísimo y descansas a la sombra del Todopoderoso, dile al Señor: “Tú eres mi refugio y fortaleza; tú eres mi Dios y en ti confío”.
Señor, en ti confío.
El te librará de la red del cazador y de la peste funesta. Te cubrirá con sus alas y te refugiarás bajo sus plumas.
Señor, en ti confío.
“Puesto que tú me conoces y me amas, dice el Señor, yo te libraré y te pondré a salvo. Cuando tú me invoques, yo te escucharé; en tus angustias estaré contigo”.
Señor, en ti confío.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya.
Jesucristo, nuestro salvador, ha vencido la muerte y ha hecho resplandecer la vida por medio del Evangelio. Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Mateo (9, 18-26)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se le acercó un jefe de la sinagoga, se postró ante él y le dijo: “Señor, mi hija acaba de morir; pero ven tú a imponerle las manos y volverá a vivir”. Jesús se levantó y lo siguió, acompañado de sus discípulos.
Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orilla del manto, pues pensaba: “Con sólo tocar su manto, me curaré”. Jesús, volviéndose, la miró y le dijo: “Hija, ten confianza; tu fe te ha curado”. Y en aquel mismo instante quedó curada la mujer.
Cuando llegó a la casa del jefe de la sinagoga, vio Jesús a los flautistas, y el tumulto de la gente y les dijo: “Retírense de aquí. La niña no está muerta; está dormida”. Y todos se burlaron de él. En cuanto hicieron salir a la gente, entró Jesús, tomó a la niña de la mano y ésta se levantó.
La noticia se difundió por toda aquella región.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Confiados en tu misericordia, Señor, venimos a tu altar con nuestros dones a fin de que te dignes purificarnos por este memorial que estamos celebrando.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO COMÚN VIII
Jesús, buen samaritano.
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, y deber nuestro alabarte, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, en todos los momentos y circunstancias de la vida, en la salud y en la enfermedad, en el sufrimiento y en el gozo, por tu siervo, Jesús, nuestro Redentor.
Porque él, en su vida terrena, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el mal. También hoy, como buen samaritano, se acerca a todo hombre que sufre en su cuerpo o en su espíritu, y cura sus heridas con el aceite del consuelo y el vino de la esperanza.
Por este don de tu gracia, incluso cuando nos vemos sumergidos en la noche del dolor, vislumbramos la luz pascual en tu Hijo, muerto y resucitado.
Por eso, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una voz el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Yo te invoco, porque tú me, respondes, Dios mío; inclina el oído y escucha mis palabras.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Oremos: Padre santo, tú que nos has alimentado con el Cuerpo y la Sangre de tu Hijo, guíanos por medio de tu Espíritu a fin de que, no sólo con palabras, sino con toda nuestra vida podamos demostrarte nuestro amor y así merezcamos entrar al Reino de los cielos.
En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu Nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.
ORACIÓN COLECTA
Dios, que mediante la humillación de tu Hijo elevaste al mundo postrado por el pecado, concede a tus fieles una santa alegría, de manera que, liberados de la antigua servidumbre, alcancen los gozos eternos. Por nuestro
Señor Jesucristo.
LECTURA Gén 32, 23-33
Lectura del libro del Génesis.
Jacob regresó de Jarán a la tierra de Canaán. Una noche, Jacob se levantó, tomó a sus dos mujeres, a sus dos sirvientas y a sus once hijos, y cruzó el vado de Iaboc. Después que los hizo cruzar el torrente, pasó también todas sus posesiones.
Entonces se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba.
Al ver que no podía dominar a Jacob, lo golpeó en la articulación del fémur, y el fémur de Jacob se dislocó mientras luchaban.
Luego dijo: «Déjame partir, porque ya está amaneciendo». Pero Jacob replicó: «No te soltaré si antes no me bendices». El otro le preguntó: «¿Cómo te llamas?». «Jacob», respondió. Él añadió: «En adelante no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido». Jacob le rogó: «Por favor, dime tu nombre». Pero él respondió: «¿Cómo te atreves a preguntar mi nombre?». Y allí mismo lo bendijo. Jacob llamó a aquel lugar con el nombre de Peniel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y he salido con vida». Mientras atravesaba Peniel, el sol comenzó a brillar, y Jacob iba rengueando del muslo. Por eso los israelitas no comen hasta el presente el nervio ciático que está en la articulación del fémur, porque Jacob fue tocado en la articulación del fémur, en el nervio ciático.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
En las literaturas semíticas se halla con frecuencia el tema de la lucha entre un viajero y el dios del territorio que aquél intenta atravesar. Los hebreos sacan provecho de la pelea para mostrar que su patriarca había merecido entrar en Canaán, ya que había triunfado y había sido bendecido por su genio protector. De ahí el cambio de nombre: Jacob cambia su nombre.
Se llamará, a partir de este momento, Israel, es decir, el hombre que lucha con Dios. Por su fidelidad, perseverancia y confianza en el Señor debe obtener las gracias necesarias para llenar las exigencias de su destino en lucha contra el mal.
Sin Dios no es posible llegar felizmente hasta el fin. Esta es la peculiaridad del cambio de nombre.
SALMO Sal 16, 1-3. 6-7. 8. 15
R. ¡Contemplaré tu rostro, Señor!
Escucha, Señor, mi justa demanda, atiende a mi clamor; presta oído a mi plegaria, porque en mis labios no hay falsedad. R.
Tú me harás justicia, porque tus ojos ven lo que es recto: si examinas mi corazón y me visitas por las noches, si me pruebas al fuego, no encontrarás malicia en mí. R.
Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes: inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras. Muestra las maravillas de tu gracia, tú que salvas de los agresores a los que buscan refugio a tu derecha. R.
Escóndeme a la sombra de tus alas; por tu justicia, contemplaré tu rostro, y al despertar, me saciaré de tu presencia. R.
ALELUYA Jn 10, 14
Aleluya. “Yo soy el buen Pastor; conozco a mis ovejas, y mis ovejas me conocen a mí”, dice el Señor. Aleluya.
EVANGELIO Mt 9, 32-38
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Le presentaron a Jesús un mudo que estaba endemoniado. El demonio fue expulsado y el mudo comenzó a hablar. La multitud, admirada, comentaba: “Jamás se vio nada igual en Israel”. Pero los fariseos decían: “Él expulsa a los demonios por obra del Príncipe de los demonios”. Jesús recorría todas las ciudades y los pueblos, enseñando en las sinagogas, proclamando la Buena Noticia del Reino y sanando todas las enfermedades y dolencias. Al ver a la multitud, tuvo compasión, porque estaban fatigados y abatidos, como ovejas que no tienen pastor. Entonces dijo a sus discípulos: “La cosecha es abundante, pero los trabajadores son pocos. Rueguen al dueño de los sembrados que envíe trabajadores para la cosecha.”
Palabra del Señor.
COMENTARIO
El Maestro se compadece de las gentes, porque están cansadas y abandonadas, como ovejas sin pastor. Él ve que sus contemporáneos están cansados y decaídos, sin esperanza. El Maestro sabe que si ellos encuentran evangelizadores, su anuncio los llevará a una transformación de todos los aspectos de sus vidas. La misión será, por ello, una obra de miserico a preocuparse de ellas. La mies es mucha. Son muchísimos los seres humanos, carentes de todo o teniendo todo, menos la felicidad. Necesitan evangelizadores que les comuniquen la vida y la esperanza que vienen de Dios.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que esta ofrenda consagrada a tu nombre nos purifique y nos lleve de día en día a tener una conducta digna del reino celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Sal 33, 9
Gusten y vean qué bueno es el Señor. Felices los que en él se refugian.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, colmados con tan grandes dones, te pedimos que obtengamos de ellos frutos de salvación y no cesemos de cantar tus alabanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.
ORACIÓN COLECTA
Dios, que mediante la humillación de tu Hijo elevaste al mundo postrado por el pecado, concede a tus fieles una santa alegría, de manera que, liberados de la antigua servidumbre, alcancen los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Gén 41, 53-57; 42, 5-7. 17-24
Lectura del libro del Génesis.
Terminaron los años en que Egipto gozó de abundancia, y comenzaron los siete años de hambre, como José lo había anticipado. En todos los países se sufría hambre, pero en Egipto había alimentos.
Cuando también los egipcios y el pueblo sintieron hambre, y el pueblo pidió a gritos al Faraón que le diera de comer, éste respondió: -Vayan a ver a José y hagan lo que él les diga-. Como el hambre se había extendido por todo el país, José abrió los graneros y distribuyó raciones a los egipcios, ya que el hambre se hacía cada vez más intensa. Y de todas partes iban a Egipto a comprar cereales a José, porque el hambre asolaba toda la tierra. Así llegaron los hijos de Israel en medio de otra gente que también iba a procurarse víveres, porque en Canaán se pasaba hambre. José tenía plenos poderes sobre el país y distribuía raciones a toda la población.
Sus hermanos se presentaron ante él y se postraron con el rostro en tierra. Al verlos, él los reconoció en seguida, pero los trató como si fueran extraños y les habló duramente. E inmediatamente, los puso bajo custodia durante tres días. Al tercer día, José les dijo: -Si quieren salvar la vida, hagan lo que les digo, porque yo soy un hombre temeroso de Dios. Para probar que ustedes son sinceros, uno de sus hermanos quedará como rehén en la prisión donde están bajo custodia, mientras el resto llevará los víveres, para aliviar el hambre de sus familias. Después me traerán a su hermano menor. Así se pondrá de manifiesto que ustedes han dicho la verdad y no morirán-. Ellos estuvieron de acuerdo.
Pero en seguida comenzaron a decirse unos a otros: -¡Verdaderamente estamos expiando lo que hicimos contra nuestro hermano! Porque nosotros vimos su angustia cuando nos pedía que tuviéramos compasión, y no quisimos escucharlo. Por eso nos sucede esta desgracia-. Rubén les respondió: -¿Acaso no les advertí que no cometieran ese delito contra el muchacho? Pero ustedes no quisieron hacer caso, y ahora se nos pide cuenta de su sangre-. Ellos ignoraban que José los entendía, porque antes habían hablado por medio de un intérprete. José se alejó de ellos para llorar.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
La historia de José cierra el ciclo de Jacob, último de los patriarcas. Fue víctima de la envidia y de la injusticia, vendido como esclavo, convirtiéndose luego en el señor de sus hermanos humillados a sus pies. Es lo que él soñaba mientras vivía en la casa paterna. José prefigura la historia de Jesús, que no levanta su voz ante la injusticia y el atropello sufrido, convirtiéndose en salvación de los mismos que lo habían traicionado. Después de experimentar en sí mismo la humillación, se halla en la situación de socorrer a sus hermanos. ¿Cuándo tendremos nosotros la misma atención por cada ser humano?
SALMO Sal 32, 2-3. 10-11. 18-19
R. ¡Que tu amor descienda sobre nosotros, Señor!
Alaben al Señor con la cítara, toquen en su honor el arpa de diez cuerdas; entonen para él un canto nuevo, toquen con arte, profiriendo aclamaciones. R.
El Señor frustra el designio de las naciones y deshace los planes de los pueblos, pero el designio del Señor permanece para siempre, y sus planes, a lo largo de las generaciones. R.
Los ojos del Señor están fijos sobre sus fieles, sobre los que esperan en su misericordia, para librar sus vidas de la muerte y sustentarlos en el tiempo de indigencia. R.
ALELUYA Mc 1, 15
Aleluya. El reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia. Aleluya.
EVANGELIO Mt 10, 1-7
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús convocó a sus doce discípulos y les dio el poder de expulsar a los espíritus impuros y de sanar cualquier enfermedad o dolencia. Los nombres de los doce Apóstoles son: en primer lugar, Simón, de sobrenombre Pedro, y su hermano Andrés; luego, Santiago, hijo de Zebedeo, y su hermano Juan; Felipe y Bartolomé; Tomás y Mateo, el publicano; Santiago, hijo de Alfeo, y Tadeo; Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. A estos Doce, Jesús los envió con las siguientes instrucciones: “No vayan a regiones paganas, ni entren en ninguna ciudad de los samaritanos.”
Vayan, en cambio, a las ovejas perdidas del pueblo de Israel. Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. “Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente”.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
La historia de Jesús prefigurada por José, no podía pasar por la tierra dejando una huella en la arena destinada a ser borrada por la primera ola. Jesús demostró un poder superior al mal en su triple aspecto de mal físico, expulsión de demonios y perdón de los pecados. Jesús elige ser rabino itinerante y entrena a sus discípulos en este camino: ellos como él irán a los más pobres. Pero la instrucción les encomienda primero el cuidado de las ovejas perdidas de Israel. El Maestro excluye explícitamente a los paganos y a los samaritanos, cuya convocación a la salvación debía surgir, según la mentalidad del tiempo, de un acto gratuito del amor de Dios.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que esta ofrenda consagrada a tu nombre nos purifique y nos lleve de día en día a tener una conducta digna del Reino celestial. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 11, 28
Dice el Señor: Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, colmados con tan grandes dones, te pedimos que obtengamos de ellos frutos de salvación y no cesemos de cantar tus alabanzas. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Evocamos, oh Dios, tu piedad, en medio de tu templo. Llega, igual que tu Nombre, tu alabanza hasta el fin de la tierra. Tu diestra está llena de justicia.
ORACIÓN COLECTA
Padre, que por la humillación y muerte de tu Hijo has levantado al mundo caído; concédenos la verdadera alegría de sentirnos libres de la esclavitud del pecado y alcanzar la felicidad eterna.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Gén 44, 18-21. 23b-29; 45, 1-5
Lectura del libro del Génesis.
Judá se acercó a José para decirle: “Permite, señor, que tu servidor diga una palabra en tu presencia, sin impacientarte conmigo, ya que tú y el Faraón son una misma cosa. Tú nos preguntaste si nuestro padre vivía aún y si teníamos otro hermano. Nosotros te respondimos:
Tenemos un padre que ya es anciano, y un hermano menor, hijo de su vejez. El hermano de este último murió, y él es el único hijo de la madre de estos dos que ha quedado vivo; por eso nuestro padre siente por él un afecto muy especial. Tú nos dijiste: “Tráiganlo aquí, porque lo quiero conocer. Si no viene con ustedes su hermano menor, no serán admitidos nuevamente en mi presencia”. Cuando regresamos a la casa de nuestro padre - tu servidor- le repetimos tus mismas palabras.
Pero un tiempo después, nuestro padre nos dijo: “Vayan otra vez a comprar algunos víveres”. Nosotros respondimos: “Así no podemos ir. Lo haremos únicamente si nuestro hermano menor viene con nosotros, porque si él no nos acompaña, no podemos comparecer delante de aquel hombre”. Nuestro padre -tu servidor- nos respondió: “Ustedes saben muy bien que mi esposa predilecta me dio dos hijos. Uno se fue de mi lado; yo tuve que reconocer que las fieras lo habían despedazado, y no volví a verlo más. Si ahora ustedes me quitan también a éste, y le sucede una desgracia, me harán bajar a la tumba lleno de aflicción”. José ya no podía contener su emoción en presencia de la gente que lo asistía, y exclamó: “Hagan salir de aquí a toda la gente”. Así, nadie permaneció con él mientras se daba a conocer a sus hermanos. Sin embargo, sus sollozos eran tan fuertes que los oyeron los egipcios, y la noticia llegó hasta el palacio del Faraón. José dijo a sus hermanos: “Yo soy José. ¿Es verdad que mi padre vive todavía?” Pero ellos no pudieron responderle, porque al verlo se habían quedado pasmados. Entonces José volvió a decir a sus hermanos: “Acérquense un poco más”. Y cuando ellos se acercaron, añadió: “Sí, yo soy José, el hermano de ustedes, el mismo que vendieron a los egipcios. Ahora no se aflijan ni sientan remordimiento por haberme vendido. En realidad, ha sido Dios el que me envió aquí delante de ustedes para preservarles la vida”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El plan de José no deja más que en evidencia el profundo y sincero amor que sienten todos por el hermano menor y su padre, al punto de no querer que ni uno ni el otro tengan que sufrir, a causa de la hostilidad y rechazo que en el pasado los llevó a planear la desaparición de un hermano.
SALMO Sal 104, 16-21
R. ¡Recuerden las maravillas que hizo el Señor!
Él provocó una gran sequía en el país y agotó todas las provisiones. Pero antes envió a un hombre, a José, que fue vendido como esclavo. R.
Le ataron los pies con grillos y el hierro oprimió su garganta, hasta que se cumplió lo que él predijo, y la palabra del Señor lo acreditó. R.
El rey ordenó que lo soltaran, el soberano de pueblos lo puso en libertad; lo nombró señor de su palacio y administrador de todos sus bienes. R.
ALELUYA Mc 1, 15
Aleluya. El Reino de Dios está cerca. Conviértanse y crean en la Buena Noticia. Aleluya.
EVANGELIO Mt 10, 7-15
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús envió a sus doce apóstoles, diciéndoles: Por el camino, proclamen que el Reino de los Cielos está cerca. Sanen a los enfermos, resuciten a los muertos, purifiquen a los leprosos, expulsen a los demonios. Ustedes han recibido gratuitamente, den también gratuitamente. No lleven encima oro ni plata, ni monedas, ni provisiones para el camino, ni dos túnicas, ni calzado, ni bastón; porque el que trabaja merece su sustento. Cuando entren en una ciudad o en un pueblo, busquen a alguna persona respetable y permanezcan en su casa hasta el momento de partir. Al entrar en la casa, salúdenla invocando la paz sobre ella. Si esa casa lo merece, que la paz descienda sobre ella; pero si es indigna, que esa paz vuelva a ustedes. Y si no los reciben ni quieren escuchar sus palabras, al irse de esa casa o de esa ciudad, sacudan hasta el polvo de sus pies. Les aseguro que, en el día del Juicio, Sodoma y Gomorra serán tratadas menos rigurosamente que esa ciudad.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Jesús indica a sus discípulos enviados a proclamar el Evangelio una clara opción por los pobres de Israel, símbolo de todos los pobres del mundo, por lo que los portadores de este mensaje deben adoptar el mismo estilo de quien los envía, una vida itinerante y pobre.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Purifícanos, Padre, por esta ofrenda que te presentamos para que podamos participar más plenamente en la vida nueva de tu Reino.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN S al 33, 9
Gusten y vean qué bueno es el Señor. Dichosos los que en él se refugian.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Iluminados, Padre, con tu Palabra y alimentados con este Sacramento, concédenos ivir como cristianos y perseverar siempre cantando tu alabanza.
En tu santo templo, Señor, evocamos tu misericordia; la gloria de tu nombre llega hasta los confines de la tierra. Tu derecha está llena de justicia.
ORACIÓN COLECTA
Dios, que mediante la humillación de tu Hijo elevaste al mundo postrado por el pecado, concede a tus fieles una santa alegría, de manera que, liberados de la antigua servidumbre, alcancen los gozos eternos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Gén 46, 1-7. 28-30
Lectura del libro del Génesis.
Israel partió hacia Egipto llevándose todos sus bienes. Cuando llegó a Berseba, ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac. Dios dijo a Israel en una visión nocturna: “¡Jacob, Jacob!”, Él respondió: “Aquí estoy”.
Dios continuó: “Yo soy Dios, el Dios de tu padre. No tengas miedo de bajar a Egipto, porque allí haré e ti una gran nación. Yo bajaré contigo a Egipto, y después yo mismo te haré volver; y las manos de José cerrarán tus ojos». Cuando Jacob salió de Berseba, los hijos de Israel hicieron subir a su padre, junto con sus hijos y sus mujeres, en los carros que el Faraón había enviado para trasladarlos. Ellos se llevaron también su ganado y las posesiones que habían adquirido en Canaán. Así llegaron a Egipto, Jacob y toda su familia —sus hijos y sus nietos, sus hijas y sus nietas— porque él había llevado consigo a todos sus descendientes. Israel hizo que Judá se le adelantara y fuera a ver a José, para anunciarle su llegada a Gosen. Cuando llegaron a la región de Gosen, José hizo enganchar su carruaje y subió hasta allí para encontrarse con su padre Israel.
Apenas éste apareció ante él, José lo estrechó entre sus brazos, y lloró un largo rato, abrazado a su padre. Entonces Israel dijo a José: “Ahora sí que puedo morir, porque he vuelto a ver tu rostro y que vives todavía”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El autor nos hace comprender que la emigración a Egipto del patriarca depositario de la promesa no es contraria al empeño de Dios, ya que ella constituye la etapa necesaria de sufrimiento que precede al cumplimiento de las promesas en abundancia. El incipiente pueblo de las promesas es recibido con júbilo en Egipto, donde pronto se enfriará el inicial entusiasmo, surgirán temores de peligro y comenzará la esclavitud.
Pasarán largos y penosos años hasta la gesta liberadora de Moisés. Al encuentro con su hijo, Jacob entona su “nuncdimittis”, seguro de que las promesas se cumplen y él lo ha visto con sus propios ojos.
SALMO Sal 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40
R. La salvación de los justos viene del Señor.
Confía en el Señor y practica el bien; habita en la tierra y vive tranquilo: que el Señor sea tu único deleite, y él colmará los deseos de tu corazón. R.
El Señor se preocupa de los buenos, y su herencia permanecerá para siempre; no desfallecerán en los momentos de penuria, y en tiempos de hambre quedarán saciados. R.
Aléjate del mal, practica el bien, y siempre tendrás una morada, porque el Señor ama la justicia y nunca abandona a sus fieles. Los impíos serán aniquilados y su descendencia quedará extirpada. R.
La salvación de los justos viene del Señor, él es su refugio en el momento del peligro; el Señor los ayuda y los libera, los salva porque confiaron en él. R.
ALELUYA Jn 16, 13; 14, 26
Aleluya. Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la verdad, y les recordará lo que les he dicho. Aleluya.
EVANGELIO Mt 10, 16-23
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus apóstoles: Yo los envío como a ovejas en medio de lobos: sean entonces astutos como serpientes y sencillos como palomas. Cuídense de los hombres, porque los entregarán a los tribunales y los azotarán en las sinagogas. A causa de mí, serán llevados ante gobernadores y reyes, para dar testimonio delante de ellos y de los paganos. Cuando los entreguen, no se preocupen de cómo van a hablar o qué van a decir: lo que deban decir se les dará a conocer en ese momento, porque no serán ustedes los que hablarán, sino que el Espíritu de su Padre hablará en ustedes. El hermano entregará a su hermano para que sea condenado a muerte, y el padre a su hijo; los hijos se rebelarán contra sus padres y los harán morir. Ustedes serán odiados por todos a causa de mi Nombre, pero aquél que persevere hasta el fin se salvará. Cuando los persigan en una ciudad, huyan a otra. Les aseguro que no acabarán de recorrer las ciudades de Israel, antes de que llegue el Hijo del hombre.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
Se completan hoy las instrucciones pastorales iniciadas en el pasaje leído ayer. El «enviado» deberá tener comportamientos pacificadores. Tendrá que vivir como cordero en una sociedad de lobos. El Maestro nos anuncia la incomprensión, la contradicción, la persecución. Cuando esto sucede, sabemos que estaba en el programa.
Los apóstoles que soñaron un día con privilegios en el nuevo Reino, reciben ahora el anuncio de persecuciones y muerte. A la sencillez aconsejada se promete una ayuda del Espíritu que en calidad de defensor, sugerirá en cada momento la palabra oportuna.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, que esta ofrenda consagrada a tu nombre nos purifique y nos lleve de día en día a tener una conducta digna del reino celestial.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Mt 11, 28
Dice el Señor: “Vengan a mí todos los que están afligidos y agobiados, y yo los aliviaré”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, colmados con tan grandes dones, te pedimos que obtengamos de ellos frutos de salvación y no cesemos de cantar tus alabanzas.
El Señor es la parte de mi herencia y de mi cáliz, ¡tú decides mi suerte! Me ha tocado un lugar de delicias, estoy contento con mi herencia.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que hiciste del abad san Benito un maestro insigne en la escuela del servicio divino; concédenos que no anteponiendo nada a tu amor, avancemos con un corazón generoso por el camino de tus mandamientos.
Por nuestro Señor Jesucristo.
LECTURA Gén 49, 29-32; 50, 15-26
Lectura del libro del Génesis.
Jacob dio a sus hijos esta orden: -Yo estoy a punto de ir a reunirme con los míos. Entiérrenme junto con mis padres, en la caverna que está en el campo de Efrón, el hitita, en el campo de Macpelá, frente a Mamré, en la tierra de Canaán, el campo que Abraham compró a Efrón, el hitita, para tenerlo como sepulcro familiar. Allí fueron enterrados Abraham y Sara, su esposa; allí fueron enterrados Isaac y Rebeca, su esposa; y allí también sepulté a Lía. Ese campo y la caverna que hay en él fueron comprados a los hititas-. Al ver que su padre había muerto, los hermanos de José se dijeron: -¿Y si José nos guarda rencor y nos devuelve todo el mal que le hicimos?-. Por eso le enviaron este mensaje: -Antes de morir, tu padre dejó esta orden: “Díganle a José: Perdona el crimen y el pecado de tus hermanos, que te hicieron tanto mal.”Por eso, perdona el crimen de los servidores del Dios de tu padre-. Al oír estas palabras, José se puso a llorar. Luego sus hermanos fueron personalmente, se postraron ante él y le dijeron: -Aquí nos tienes: somos tus esclavos-. Pero José les respondió: “No tengan miedo. ¿Acaso yo puedo hacer las veces de Dios?”. El designio de Dios ha transformado en bien el mal que ustedes pensaron hacerme, a fin de cumplir lo que hoy se realiza: salvar la vida a un pueblo numeroso. Por eso, no teman. Yo velaré por ustedes y por las personas que están a su cargo. Y los reconfortó, hablándoles afectuosamente. José permaneció en Egipto junto con la familia de su padre, y vivió ciento diez años. Así pudo ver a los hijos de Efraím hasta la tercera generación; y los hijos de Maquir, hijo de Manasés, también nacieron sobre las rodillas de José. Finalmente, José dijo a sus hermanos: “Yo estoy a punto de morir, pero Dios los visitará y los llevará de este país a la tierra que prometió con un juramento a Abraham, a Isaac y a Jacob”. Luego hizo prestar un juramento a los hijos de Israel, diciéndoles: “Cuando Dios los visite, lleven de aquí mis restos”. José murió a la edad de ciento diez años.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Las promesas hechas a Abraham, Isaac y Jacob, como individuos, ahora pasan al conjunto de las doce tribus como pueblo. Es Israel, como pueblo, el heredero de las promesas que entrará en la tierra prometida. Pero el futuro del pueblo dependerá, en adelante, de la buena voluntad y, concretamente, del perdón mutuo entre doce hermanos y sus tribus respectivas. Es José quien proporciona el motivo de este perdón, al ligarlo a un designio de salvación. El mal que ha sufrido de parte de sus hermanos se ha transformado en bien, su cruz ha venido a ser semilla de futuro. ¿Cómo puede él vengarse de un mal, del que Dios se ha servido para el bien? “Dios es el origen donde todo empieza, la meta a donde todo confluye y la presencia que lo dirige todo”, escribió Claudel.
SALMO Sal 104, 1-4. 6-7
R. ¡Busquen al Señor y vivirán!
¡Den gracias al Señor, invoquen su Nombre, hagan conocer entre los pueblos sus proezas; canten al Señor con instrumentos musicales, pregonen todas sus maravillas! R.
¡Gloríense en su santo Nombre, alégrense los que buscan al Señor! ¡Recurran al Señor y a su poder, busquen constantemente su rostro! R.
Descendientes de Abraham, su servidor, hijos de Jacob, su elegido: el Señor es nuestro Dios, en toda la tierra rigen sus decretos. R.
ALELUYA 1Ped 4, 14
Aleluya. Felices si son ultrajados por el nombre de Cristo, porque el Espíritu de gloria, el Espíritu de Dios, reposa sobre ustedes. Aleluya.
EVANGELIO Mt 10, 24-33
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo.
Jesús dijo a sus apóstoles: El discípulo no es más que el maestro ni el servidor más que su dueño. Al discípulo le basta ser como su maestro y al servidor como su dueño. Si al dueño de casa lo llamaron Belzebul, ¡cuánto más a los de su casa! No los teman. No hay nada oculto que no deba ser revelado, y nada secreto que no deba ser conocido. Lo que Yo les digo en la oscuridad, repítanlo en pleno día; y lo que escuchen al oído, proclámenlo desde lo alto de las casas. No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. Teman más bien a aquél que puede arrojar el alma y el cuerpo al infierno. ¿Acaso no se vende un par de pájaros por unas monedas? Sin embargo, ni uno solo de ellos cae en tierra, sin el consentimiento del Padre de ustedes. También ustedes tienen contados todos sus cabellos. No teman entonces, porque valen más que muchos pájaros. Al que me reconozca abiertamente ante los hombres, Yo lo reconoceré ante mi Padre que está en el cielo. Pero Yo renegaré ante mi Padre que está en el cielo de aquél que reniegue de mí ante los hombres.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
El Maestro prosigue su discurso sobre la vocación del cristiano a la contradicción y a la cruz. La persecución es inevitable, ya que el mensaje es necesariamente contestado por un mundo que intenta darse a sí mismo los medios de la salvación. Pero todo temor debe ser desechado; han llegado los tiempos en que el mensaje debe ser proclamado abiertamente. Estamos abocados a los riesgos del seguimiento del Maestro, y, al mismo tiempo, vivimos en las manos del Padre, que vela aun por cada gorrión que cae al suelo. El testigo del Maestro sabe que tiene en él un seguro defensor y que la cruz y la promesa van unidas al Evangelio de la vida.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor, mira con bondad estos dones que te ofrecemos en la celebración del abad san Benito, y concédenos que te busquemos, siguiendo sus ejemplos, y podamos alcanzar la paz y la unidad en tu servicio.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
ANTÍFONA Cfr. Mt 19, 27-29
Les aseguro que ustedes que han dejado todo y me han seguido, recibirán cien veces más, y obtendrán como herencia la Vida eterna.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, después de recibir el anticipo de la vida eterna, te suplicamos humildemente que, obedeciendo las enseñanzas de san Benito, seamos fieles a nuestro deber de alabarte y amemos a los hermanos con ardiente caridad.
Por tu justicia, yo contemplaré tu rostro; al despertar, me saciaré de tu presencia.
ACTO PENITENCIAL
·Tú llamas aún a los más humildes. Señor, ten piedad.
·Tú nos elegiste como hermano y amigo. Cristo, ten piedad.
·Tú nos envías a evangelizar el mundo. Señor, ten piedad.
SE DICE GLORIA A DIOS
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres que ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra suplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre. Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor, que iluminas a los extraviados con la luz de tu verdad para que puedan encontrar el camino, concede a los que hacen profesión de cristianos rechazar lo que se opone a este nombre y comprometerse con todas sus exigencias.
Por nuestro Señor Jesucristo.
II. LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA Am 7, 12-15
Dios elige a quien quiere. Aún a aquellos que son sencillos y rústicos para que sean sus embajadores.
Lectura de la profecía de Amós.
Amasías, el sacerdote de Betel, dijo a Amós: -Vete de aquí, vidente, refúgiate en el país de Judá, gánate allí la vida y profetiza allí. Pero no vuelvas a profetizar en Betel, porque éste es un santuario del rey, un templo del reino-. Amós respondió a Amasías: “Yo no soy profeta, ni hijo de profetas, sino pastor y cultivador de sicómoros; pero el Señor me sacó de detrás del rebaño y me dijo: Ve a profetizar a mi pueblo Israel”.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
El capellán oficial del santuario de Betel acusa a Amós de denigrar la institución real y le presiona para que abandone el lugar. Pero Amós le responde que su oficio no es el de ser profeta. Sólo la llamada de Dios explica que él se haya entregado al ministerio de la Palabra. El error del sacerdote, al intentar acallar al profeta, está en considerarla como un profesional que se doblega a la injusticia establecida para ganar su pan. Amós no puede negarse a profetizar, pues Dios lo envía con fuerza irresistible.
SALMO
Como una resonancia de la misión que Dios encarga a los que envía, el salmo transmite la gran promesa de Dios: la paz, la salvación, la gloria. Participamos de esta oración, aclamando: “Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación”.
Sal 84, 9ab. 10-14
R. Muéstranos, Señor, tu misericordia y danos tu salvación.
Voy a proclamar lo que dice el Señor: el Señor promete la paz para su pueblo y sus amigos. Su salvación está muy cerca de sus fieles, y la Gloria habitará en nuestra tierra. R.
El Amor y la Verdad se encontrarán, la Justicia y la Paz se abrazarán; la Verdad brotará de la tierra y la Justicia mirará desde el cielo. R.
El mismo Señor nos dará sus bienes y nuestra tierra producirá sus frutos. La Justicia irá delante de él, y la Paz, sobre la huella de sus pasos. R.
SEGUNDA LECTURA Ef 1, 3-14
Dios nos ha elegido en Cristo y nos ha predestinado a ser sus hijos adoptivos.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los cristianos de Éfeso.
Bendito sea Dios, el Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bienes espirituales en el cielo, y nos ha elegido en él, antes de la creación del mundo, para que fuéramos santos e irreprochables en su presencia, por el amor. Él nos predestinó a ser sus hijos adoptivos por medio de Jesucristo, conforme al beneplácito de su voluntad, para alabanza de la gloria de su gracia, que nos dio en su Hijo muy querido. En él hemos sido redimidos por su sangre y hemos recibido el perdón de los pecados, según la riqueza de su gracia, que Dios derramó sobre nosotros, dándonos toda sabiduría y entendimiento. Él nos hizo conocer el misterio de su voluntad, conforme al designio misericordioso que estableció de antemano en Cristo, para que se cumpliera en la plenitud de los tiempos: reunir todas las cosas, las del cielo y las de la tierra, bajo una sola Cabeza, que es Cristo. En él hemos sido constituidos herederos, y destinados de antemano – según el previo designio del que realiza todas las cosas conforme a su voluntad – a ser aquéllos que han puesto su esperanza en Cristo, para alabanza de su gloria. En él, ustedes, los que escucharon la Palabra de la verdad, la Buena Noticia de la salvación, y creyeron en ella, también han sido marcados con un sello por el Espíritu Santo prometido. Ese Espíritu es el anticipo de nuestra herencia y prepara la redención del pueblo que Dios adquirió para si, para alabanza de su gloria.
Palabra de Dios.
COMENTARIO
Pablo está totalmente invadido por la convicción de que la creación de Dios cobra sentido y dinamismo del misterio de Cristo. Tal es el plan de Dios desde la eternidad: todo a la vez, elección en Cristo y redención por su sangre. El plan de Dios sobre la humanidad, el mundo, no es su destrucción o su sustitución por otro mundo celestial, sino la elevación de estas realidades terrenas al vértice de su plenitud. Esto es lo que Pablo llama recapitular todas las cosas en Cristo. Los cristianos, pues, debemos estar presentes en la evolución de la historia.
Para Pablo, el acontecimiento que nos hace penetrar en este plan de Dios y que se nos da como el signo de toda la acción creadora de Dios es la reconciliación entre judíos y paganos. Ninguna otra cosa nos hace conocer mejor el misterio de la voluntad de Dios.
ALELUYA Cfr. Ef 1, 17-18
Aleluya. El Padre de nuestro Señor Jesucristo ilumine nuestros corazones, para que podamos valorar la esperanza a la que hemos sido llamados. Aleluya.
EVANGELIO Mc 6, 7-13
Jesús llama a los doce apóstoles y los envía a evangelizar dándoles poder sobre los demonios y las enfermedades.
Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos.
Jesús llamó a los Doce y los envió de dos en dos, dándoles poder sobre los espíritus impuros. Y les ordenó que no llevaran para el camino más que un bastón; ni pan, ni provisiones, ni dinero; que fueran calzados con sandalias y que no tuvieran dos túnicas. Les dijo: “Permanezcan en la casa donde les den alojamiento hasta el momento de partir. Si no los reciben en un lugar y la gente no los escucha, al salir de allí, sacudan hasta el polvo de sus pies, en testimonio contra ellos”. Entonces fueron a predicar, exhortando a la conversión; expulsaron a muchos demonios y sanaron a numerosos enfermos, ungiéndolos con óleo.
Palabra del Señor.
COMENTARIO
En Marcos el envío de los Doce en misión está lleno de significado. Inmediatamente antes de este episodio vemos a Jesús rechazado por los suyos. Pero él y sus enviados irán a todos los hombres, quienes quiera que sean, y especialmente a los más pobres y rechazados. No hay ninguna restricción como en Mateo (Cfr. 9, 32-38). Irán por todas partes en busca de hospitalidad, mientras que ellos mismos serán completamente pobres. Su misión será llamar a la conversión y realizar la misericordia con todos. El anuncio deberá estar acompañado de una práctica liberadora, ellos no se presentarán espectacularmente e insistirán en la aceptación cuando el destinatario es refractario.
SE DICE EL CREDO
Creo en Dios Padre todopoderoso. Creador del cielo y de la tierra. Y en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor; que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen; padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado; descendió a los infiernos; al tercer día resucitó de entre los muertos; subió a los cielos y está sentado a la derecha de Dios Padre todopoderoso; desde allí ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos.
Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los Santos, el perdón de los pecados, la resurrección de la carne, y la vida eterna. Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
A cada intención, pedimos: Ayúdanos a responder a tu ha llamado.
·Para que la Iglesia pueda anunciar el Evangelio en todas partes con entera libertad. Oremos.
·Para que los poderosos de este mundo que obstaculizan la labor de la Iglesia depongan su actitud. Oremos.
·Para que los marginados y oprimidos sientan que Dios los llama a una vida más digna y humana. Oremos.
·Para que cada institución parroquial y cada uno de nosotros respondamos con seriedad al llamado misionero de Jesús. Oremos.
III. LITURGIA EUCARISTICA
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Presentación de las ofrendas: Cristo muerto y resucitado para nuestra salvación es nuestra gran ofrenda al Padre. Junto a él, presentemos al Señor un corazón que quiere estar atento y disponible a sus llamados.
Señor, mira con bondad los dones de tu Iglesia suplicante y concede que al recibirlos se acreciente la santidad de los creyentes.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Jesús nos elige, sin mérito nuestro, para hacernos participar de su misión. Por eso, junto al celebrante, elevemos el corazón en alabanza a Dios que nos invita a escuchar su palabra y mantenernos firmes en el seguimiento de Jesús.
ANTÍFONA DE COMUNIÓN Jn 6, 57
Comunión: La comunión es la culminación de nuestra acción de gracias a Dios. Con alegría, comulguemos con el Cuerpo y la Sangre de Jesús.
Dice el Señor: “El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él”.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, después de recibir tus sagrados dones, te rogamos que la celebración de este misterio acreciente el fruto de nuestra salvación.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
IV. RITO DE CONCLUSIÓN
Canto final
Con la alegría de sentirnos elegidos, llamados y enviados por Jesús, nos retiramos cantando