El Perfume De la Vida
Recuerda que la humildad es el perfume eterno de la vida.
Jesus, el Sol Divino, brilló en la Tierra sin ofuscar a nadie.
Rei Celeste, se borró en las pajas de la estrebaria
para no confundir los hombres desvariados de
orgullo, aunque viniera a despertarlos para la justicia.
Ángel de los ángeles, desciende a la convivencia
de las criaturas frágiles y delinq uentes,
sin destacarles las llagas vivas, no obstante guardar entre
lanas el objetivo de que les ilumine el guión.
Médico Infalible, recoge los enfermos del mundo sin
denunciarles las enfermedades y las culpas,
aunque conservando el propósito de restituirles el equilibrio y la seguridad.
Sabio de los sabios, se entiende con los ignorantes
de todas las procedencias, sin que les destaque la sombra,
no obstante buscarles la compañía para clarearles la senda.
Poderoso conductor de la inmortalidad,
se aproxima de los viejos y de los débiles,
de las mujeres y de los niños, sin anotarles las heridas y las
cicatrices, aunque les recogiera la presencia
para sublimar-les los corazones.
Mestre de la luz, no condena los que vagueiam en las tinieblas,
soberano de la eternidad, no abandona los que se desesperan
en los precipicios de la muerte...
Acordándole la bondad infinita,
detengámonos en el ensejo de auxiliar.
Sin embargo, para auxiliar,
es imprescindible no criticar ni herir. En la obra del Evangelio, somos llamados a la manera de
labradores para el servicio de amparo a la semilla
de la perfección en el campo inmenso de la vida.
Sin embargo, para que el deber bien cumplido nos consolide
las tareas es necesario que la humildad,
por perfume del Cielo, nos inspire todos los
pasos en la Tierra, de vez que Jesus es el
amor de brazos abiertos, invitándonos a entender
y servir, perdonar y ayudar, hoy y siempre.
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