Quince minutos con el Divino Niño Jesús
Divino Niño Jesús, por los méritos de tu infancia, vengo hoy a pedirte sabiduría, porque teniendo sabiduría podré comprender todas las cosas que suceden en el mundo y en mi vida según los ojos de Dios, según tú lo ves, y así no quedaré confundido ni engañado por el Maligno. Pequeño Niño Jesús, tú eres la misma Sabiduría, por eso te pido que te entregues a mí completamente y así yo seré sabio y prudente, escogiendo lo verdadero y noble, y despreciando lo falso y rastrero. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de ti, que eres la Sabiduría encarnada! El mundo tiene también su sabiduría mundana, que es opuesta a ti, que es sabiduría satánica. Yo quiero ser sabio como los pastores que fueron a adorarte a Belén, como los Reyes Magos que también te adoraron. Quiero tener un corazón sencillo pero a la vez muy sabio, que me descubra tus secretos y que me coloque en tu camino. Pequeño Señor, te amo con todo mi corazón y espero que me concedas tu sabiduría, como en otro tiempo se la concediste a Salomón. Y también te pido que me des a tu Madre, que es el Trono de la Sabiduría, ya que teniéndola a Ella como Amiga, te tendré a ti también. Divino Niño, ayúdame a dar importancia a lo que realmente la tiene, y a no preocuparme por lo que se ocupan y preocupan los mundanos, olvidados del Cielo y de la eternidad, absorbidos en lo material y pasajero. Niñito Jesús, ya te doy gracias porque sé que me concederás lo que te pido. ¡Te amo con toda mi alma!
Divino Niño Jesús, por los méritos de tu infancia, vengo hoy a pedirte sabiduría, porque teniendo sabiduría podré comprender todas las cosas que suceden en el mundo y en mi vida según los ojos de Dios, según tú lo ves, y así no quedaré confundido ni engañado por el Maligno. Pequeño Niño Jesús, tú eres la misma Sabiduría, por eso te pido que te entregues a mí completamente y así yo seré sabio y prudente, escogiendo lo verdadero y noble, y despreciando lo falso y rastrero. ¡Cuánta necesidad tiene el mundo de ti, que eres la Sabiduría encarnada! El mundo tiene también su sabiduría mundana, que es opuesta a ti, que es sabiduría satánica. Yo quiero ser sabio como los pastores que fueron a adorarte a Belén, como los Reyes Magos que también te adoraron. Quiero tener un corazón sencillo pero a la vez muy sabio, que me descubra tus secretos y que me coloque en tu camino. Pequeño Señor, te amo con todo mi corazón y espero que me concedas tu sabiduría, como en otro tiempo se la concediste a Salomón. Y también te pido que me des a tu Madre, que es el Trono de la Sabiduría, ya que teniéndola a Ella como Amiga, te tendré a ti también. Divino Niño, ayúdame a dar importancia a lo que realmente la tiene, y a no preocuparme por lo que se ocupan y preocupan los mundanos, olvidados del Cielo y de la eternidad, absorbidos en lo material y pasajero. Niñito Jesús, ya te doy gracias porque sé que me concederás lo que te pido. ¡Te amo con toda mi alma!