Tiempo callado...
No se reflejan en mis pupilas
aquellos sentires que te amanecían
para acariciarme el alma...
No florecen las rosas blancas
en mi pecho ilusionado,
ni veo el alear de tus firmes alas...
Hay una quieta calma amanecida
rodeando mis mañanas vacías,
en espera de esa musa andariega...
Rosas blancas para el recuerdo,
con palabras nacidas del alma
para este amor largamente acariciado...
Esta pausa del destino viajero
viene con aroma de tiempo callado
y un palpitar de espera en la vereda...
¿Dónde reposa tu pluma caminante?
¿Dónde... tus acariciantes verbos floridos?
Hoy no se refleja en mis pupilas tu amor...
porque el tiempo viene callado!
Ninfa Duarte