La negatividad o tendencia a ver el lado negativo de
las cosas y la positividad o tendencia a ver el lado positivo
de las mismas son actitudes ante la vida. Como actitudes
que son, no cambian las condiciones de vida de las personas,
no cambian la realidad.
Entonces, si las actitudes no cambian la situación que se
está viviendo, ¿tiene alguna importancia si se tiene o no
una actitud positiva ante la vida? La respuesta a esta
pregunta puede verse reflejada en las palabras de una
cuidadora:
"Hay un montón de cosas que marchan mal, pero
también hay muchas cosas que marchan bien. He decidido
hacer esfuerzos por hablar con la gente de las cosas que
van bien, porque he descubierto que me siento mejor
cuando hablo de lo bueno que cuando hablo de lo malo"
Buscar el lado positivo de las cosas hace sentirse mejor a
las personas. La actitud de los cuidadores hacia la vida
cuando deciden buscar el lado positivo de las cosas es
completamente distinta a la actitud que tienen cuando se
dejan llevar por la tendencia a ver sólo lo negativo. Dado
que la forma en que las personas piensan sobre algo
determina el modo en que se sienten acerca de ello, pensar
en lo positivo de las cosas hace surgir en las personas
sentimientos de bienestar y les proporciona fuerza
y energía para enfrentarse a las situaciones difíciles
asociadas al cuidado de sus familiares mayores.
Puesto que fijarse en las cosas buenas y positivas de la
vida es una actitud, como tal debe ser cultivada y
trabajada. Al principio, la mayoría de los cuidadores que
deciden potenciar en ellos una actitud positiva ante la vida
se encuentran con dificultades y pueden incluso llegar a
pensar que están intentando algo imposible. Pero la
prueba de que es posible es que muchos cuidadores lo
han conseguido.
Un ejemplo de actitud positiva ante la vida puede
encontrarse, por ejemplo, en los cuidadores que se
esfuerzan por fijarse en lo que todavía puede hacer su
familiar, más que en las capacidades que ha perdido.
Estas personas disfrutan con más frecuencia de
sentimientos positivos ( bienestar, alegría, esperanza...)
y afrontan las tareas del cuidado con más ánimo y energía.
Una técnica sencilla que puede ayudar a los cuidadores a
cultivar en ellos una actitud positiva ante la vida es anotar
o hacer listas, periódicamente, de las cosas buenas y
hermosas que tiene la vida. Por ejemplo escribir cada
noche, antes de acostarse, las cosas buenas que el día
les ha traído. Acciones como éstas constituyen estrategias
adecuadas para los cuidadores que quieran entrenarse
en mantener una actitud positiva ante la vida.
Las siguientes palabras de una cuidadora reflejan
muy bien la actitud positiva ante la vida de la que se
ha tratado en este punto:
"Hay veces que pienso que no quiero seguir viviendo.
Pero entonces me hago pensar en mi nieto:
¡Qué niño más precioso y sensible! Y cómo le
queremos todos, por lo maravilloso que es. Creo que es
un don maravilloso que la vida me ha regalado. Cuando
pienso en él, sé que nunca dejaré que los
problemas del cuidado puedan conmigo!"