Pasa el tiempo como un barco de vela
fugitivo, impulsado por el viento,
con cargo de ilusión y sentimiento
y arrastrando recuerdos en su estela.
Cuando estás junto a mí, es una gacela
veloz y rauda como el pensamiento;
y si te aguardo es el avance lento
del jinete sin fusta y sin espuela.
Adhiérete a mi cuerpo, dolorido,
de soportar esta cruel sentencia
que apartado de tí me ha mantenido.
Tráeme la juventud con tu presencia
porque mi corazón ha envejecido
en los eternos días de tu ausencia.
Francisco Alvarez Hidalgo