LA VIRGEN MADRE ES FELICITADA POR LOS ANGELES
Hemos escuchado en la lectura del Evangelio la voz de los ángeles que anunciaban a los pastores el nacimiento de nuestro señor Jesucristo, a quien una Virgen había dado a luz: "Gloria a Dios en lo más alto del cielo y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad." estas aclamaciones solemnes, estas felicitaciones, no se dirigen solamente a la mujer de cuyo seno acababa de nacer este divino Niño, sino a todo el género humano para quien la Virgen había dado a luz un Salvador.
Era digno y muy conveniente que la maravillosa fecundidad de aquella que había dado a luz al Señor del cielo y de la tierra, y que había permanecido virgen después del parto, fuera celebrada no por la voz humana de las mujeres sino por las alabanzas celestiales de los ángeles. Digamos tambien nosotros con todo el gozo de que somos capaces: "Gloria a Dios en lo más alto de los cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad." Que estas palabras divinas, estas alabanzas de Dios, este gozo de los ángeles, sean el objeto de nuestras más profundas consideraciones; meditémoslos con fe, esperanza y caridad.