Y mis silencios te llegan hoy como una imperfección de vacíos en un cansancio que se vuelve respuesta de una noche de naufragio de besos de amaneceres pronunciando deseos. Y te recibo así, dulcemente apasionada
alimentando mis oscuros secretos
que derriten el hielo y la escarcha de la ausencia,
cuando el placer se esfuma como la niebla,
cuando sin previo aviso la caricia desaparece
Y te hablo mudamente esta mañana,
del sortilegio de mis silencios,
de mi reposo que es perfumado y tibio
de mi alcoba sedienta de gemidos,
de mi vientre lastimado de amor,
de mi cuerpo que se desgrana en latidos
porque cojas solo una uva de racimo.
Abandonada a tus caricias de luna
mi mirada se conmueve, sumergida en tu cuerpo,
percibo este placer que es como una tormenta,
por el resplandor de tu mirada lasciva,
empapada de ese lenguaje de caricias mudas
que endulzan esta mañana esplendente,
un estallido de mermelada en mi boca,
un estallido de colcanes y géiseres,
en una conjugación de suspiros que afloran,
cuando la caricia se torna en dialecto indescifrable,