Centrarse.
Practicar la meditación es recordarnos lo
que realmente somos. Pues, sino somos
nuestras mentes (y si somos capaces de
observar nuestros pensamientos quiere decir
que estamos separados de ellos), entonces
¿quienes somos?
En forma similar, por la misma razón no podemos
ser nuestros cuerpos, o nuestros sentimientos: podemos observarlos, por lo que debe existir
distancia entre nosotros y ellos.
Formularnos repetidamente la pregunta:
"¿Quién soy?" es una técnica de meditación
en sí misma. Así como no somos nuestros
pensamientos, nuestros sentimientos o
nuestros cuerpos, de ese modo también
logramos darnos cuenta con esta técnica de meditación inexorable que no hay nada más
que eso, y que existencialmente podemos decir
que somos. En nuestro nivel más profundo no
somos nuestros nombres, o cualquier otra de
las etiquetas que la sociedad nos ha puesto,
como "hombres", "mujeres", "clase media",
etc. Ésas son las posiciones que ocupamos en
esta vida y, de ninguna manera, en el interior
del cuerpo que es nuestro vehículo. No somos
ni ricos ni pobres: eso es lo que tenemos o no
tenemos. Tampoco somos médicos, maestros, fontaneros, amas de casa o funcionarios: eso
es lo que hacemos, no lo que somos. Por último
no nos queda nada, o al menos nada sobre lo
que podamos poner nuestras manos.
Si nos sentimos aturdidos, es positivo, pues
la pregunta "¿quién soy?" es exactamente
eso, aturdimiento de la mente: no hay respuesta.
Yo sé que "soy", pero quién soy, como la
Vida misma, es un misterio.
Al final, cuando hemos abandonado nuestras
falsas identificaciones sólo hay esencia, "ser",
y en consecuencia no hay separación de Dios,
la Vida, o como quieras llamarlo, quien también
está libre de todos los nombres, desprovisto de
todas las formas.
Tenemos consciencia vacía de nosotros
mismos, consciencia pura, una subjetividad inexpresable para la cual todo lo demás es un
objeto, no sólo el mundo exterior (incluyendo
nuestros cuerpos) sino también el mundo interior
del pensamiento y del sentimiento. Y el modo en
que nos damos cuenta de esto simplemente es
éste: "estar tranquilo y saber que yo soy Dios,
que yo soy la Vida". En la tradición hindú
el meditador se recuerda a sí mismo: "tú eres eso"
y resiste la tentación de quedar atrapado en
la identificación falsa repitiendo el mantra
"neti, neti" ("no esto, no esto").
Teniendo en cuenta que debemos mantenernos cuerdos en un mundo enloquecido, recordándonos quienes somos realmente cuando nos sentimos estresados, agobiados por nuestros problemas y generalmente tomándonos las cosas demasiado seriamente, es como regresar a un navío estable,
y en eso consiste centrarse. También es recordar
que: "esto también pasará" y que la Vida es
un misterio para ser disfrutado no un problema
para resolver.