¿Hasta qué punto la rebeldía tiene fundamento?
¿Al revelarse contra quién?, ¿por qué?, ¿con qué
derecho?
Seamos sinceros, ¿a quién importa tu rebeldía?,
si sólo parece el llanto de un niño consentido que
busca la atención de sus mayores.
Muchos retoños pretenciosos ven como sinónimo de
revolución al alcohol, las drogas o el desenfreno sexual.
¡Vamos contra las leyes!, proclaman, ¡somos auténticos!,
gritan y se apoyan unos a otros, masas a masas,
y se creen únicos.
Marionetas que creen cortar sus cuerdas mientras sólo
se amarran una al cuello. Rechazando los sabios consejos
por el simple hecho de contradecir y eso da un tipo de
placer no lo niego, pero un gusto tan irreal como el del
camello cuando toma su propia sangre masticando el
cactus en el desierto.
Llega un momento en nuestras vidas que nos
prometemos ser auténticos y sinceros con nosotros mismos,
la pregunta es: ¿lo somos? o simplemente seguimos el
estereotipo del rebelde que cree elegir su vida mientras
pinta su pelo y se pone un pearcin que el mismo sistema
capitalista le vendió.
La revolución real no conoce de modas ni de
antimodas que es la otra cara de la misma moneda.
La rebeldía puede entenderse como una revolución interna,
una necesidad propia del ser, que no se contenta y
que sabe que merece una vida mejor.
No hablemos de una rebeldía en contra de las ideas de
un entorno provincial determinado, sino más bien de la
revolución que tiene como fundamento una renovación
interna, atreverse a mirar más adentro sin conveniencias
ni cálculos, sin prejuicios, conocernos como somos de verdad
y ser sensibles ante el sufrimiento del prójimo... el llamado
de la tierra y de los seres menores ¡eso es revolución!,
¡eso es ser un hombre!
No me vengan con utopías de pelos parados y cadenas
amenazantes, no me visto de negro para mostrar oposición
o disidencia. Si la idea es no tener prejuicios ¿por que estoy
lleno de ellos? cuando se me habla de tener una vida
conciente y espiritual, ¿por que no?
No me voy a limitar a lo que los demás piensen, tampoco
quiero dogmas teístas. Revolución real es la emancipación
del alma por encima de mi cuerpo, mente y vestimentas.
Solo quiero conocerme y revelarme a la idea de que solo
soy un seudo revolucionario del mercado.
No tengamos miedo de nosotros mismos atrevámonos
a ser espirituales eso si es anarquia, morir para vivir.