28/08/2009, Viernes de la 21ª semana de Tiempo Ordinario.
PRIMERA LECTURA Esto quiere Dios de vosotros: una vida sagrada Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses 4, 1-8
Hermanos, por Cristo
Jesús os rogamos y exhortamos: Habéis aprendido de nosotros cómo
proceder para agradar a Dios; pues proceded así y seguid adelante. Ya
conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.
Esto quiere Dios de vosotros: una vida sagrada, que os apartéis del
desenfreno, que sepa cada cual controlar su propio cuerpo santa y
respetuosamente, sin dejarse arrastrar por la pasión, como hacen los
gentiles que no conocen a Dios. Y que en este asunto nadie ofenda a su
hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto,
como ya os dijimos y aseguramos. Dios no nos ha llamado a una vida
impura, sino sagrada. Por consiguiente, el que desprecia este mandato
no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial Sal 96, 1 y 2b. 5-6. 10. 11-12 R. Alegraos, justos, con el Señor.
El Señor reina, la
tierra goza, se alegran las islas innumerables. Justicia y derecho
sostienen su trono. R. Los montes se derriten como cera ante el dueño
de toda la tierra; los cielos pregonan su justicia, y todos los pueblos
contemplan su gloria. R. El Señor ama al que aborrece el mal, protege
la vida de sus fieles y los libra de los malvados. R. Amanece la luz
para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. Alegraos,
justos, con el Señor, celebrad su santo nombre. R.
SEGUNDA LECTURA
EVANGELIO ¡Que llega el esposo, salid a recibirlo! Lectura del santo evangelio según san Mateo 25, 1-13
En aquel tiempo, dijo
Jesús a sus discípulos esta parábola: -«Se parecerá el reino de los
cielos a diez doncellas que tomaron sus lámparas y salieron a esperar
al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran sensatas. Las
necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las
sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas. El esposo
tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron. A medianoche se oyó
una voz: ¨¡ Que llega el esposo, salid a recibirlo! Entonces se
despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus
lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: "Dadnos un poco de
vuestro aceite, que se nos apagan las lámpa-ras." Pero las sensatas
contestaron: "Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras,
mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis." Mientras iban a
comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con
él al banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron
también las otras doncellas, diciendo: "Señor, señor, ábrenos." Pero él
respondió: "Os lo aseguro: no os conozco." Por tanto, velad, porque no
sabéis el día ni la hora.»
Palabra del Señor.
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