El ciervo en la Fuente
Una de las fábulas más memorables de Samaniego
es "El ciervo en la Fuente". El protagonista
de esta fábula es un ciervo perfeccionista que se
deleita contemplando su reflejo en un hermoso y
cristalino manantial.Al igual que el ciervo de esta
fábula, muchas personas son incapaces de identificar
la grandeza y la belleza de lo que ya tienen, porque
están cegadas por un ideal inalcanzable de
absoluta perfección.
Un Ciervo se miraba En una hermosa cristalina Fuente; Placentero admiraba Los enramados cuernos de su frente, Pero al ver sus delgadas, largas piernas, Al alto cielo daba quejas tiernas. «¡Oh dioses! ¿A qué intento, A esta fábrica hermosa de cabeza Construir su cimiento Sin guardar proporción en la belleza? ¡Oh qué pesar! ¡Oh qué dolor profundo! ¡No haber gloria cumplida en este mundo!» Hablando de esta suerte El Ciervo, vio venir a un lebrel fiero. Por evitar su muerte, Parte al espeso bosque muy ligero; Pero el cuerno retarda su salida, Con una y otra rama entretejida. Mas libre del apuro A duras penas, dijo con espanto: «Si me veo seguro, Pese a mis cuernos, fue por correr tanto; Lleve el diablo lo hermoso de mis cuernos, Haga mis feos pies el cielo eternos:»
Así frecuentemente El hombre se deslumbra con lo hermoso; Elige lo aparente, Abrazando tal vez lo más dañoso; Pero escarmiente ahora en tal cabeza. El útil bien es la mejor belleza.
Félix María Samaniego (fabulista y poeta)
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