no tememos que la tierra sea inundada
por un nuevo diluvio.
El arco iris trazado en los cielos disipa
todos nuestros temores. La alianza
hecha por Dios con Noé no ha sido
quebrantada; de esto no abrigamos
duda alguna. Y siendo esto así,
¿por qué pensamos que las nubes de
nuestras tribulaciones, que al presente
oscurecen el cielo de nuestra dicha,
serán para nuestra destrucción?
Desechemos estos temores infundados
y bochornosos.
La fe siempre tiene delante de nuestros
ojos el arco de la promesa establecida
cuando nuestros sentidos perciben
la nube del dolor.
Dios tiene en sus manos el arco con el
cual puede lanzar las flechas de la
destrucción; pero ese arco apunta
hacia arriba.
Es un arco sin cuerda y sin flecha;
es un arco de trofeo, inútil para la
guerra; un arco de muchos y diversos
colores que significa esperanza y
amor; un arco que se torna
rojo con la guerra y negro con la ira.
Tengamos valor.
Dios jamás ensombrece nuestro cielo,
de tal modo que no podamos dar
testimonio de su alianza.
Y aun cuando así lo hiciere, nosotros
siempre podremos tener la seguridad
de que la alianza de paz se cumplirá.
Hasta que nuevamente cubran las
aguas toda la tierra, no tendremos
motivo para dudar de la promesa
de nuestro Dios.
..La promesa de Dios me sostiene
porque sé que Dios cumplirá cada una
de sus palabras.
Señor, Vengo a ti en oración con la
seguridad de que tus promesas
se harán en mí .
Charles Spurgeon.