EUCARISTIA
¡Qué milagro se
ofrece cada día ante la humanidad indiferente!, todo un Dios,
infinito, omnipotente, da su cuerpo, cosecha de agonía.
Nos
espera en amante cercanía como agua, vino y pan, limpio torrente, zumo
añejo de paz, viva simiente, alimentos de célica alegría.
¡Qué
humildad!, en el fruto consagrado está Dios, el espíritu inmortal, en
silencioso amor esclavizado.
Olvidó su dolor, nuestro pecado, nos
ofrece su reino celestial, y le dejamos solo, abandonado.
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