¡Oh Padre mío! ¡Oh Padre Celestial! Mirad las llagas de Vuestro Hijo y dígnanos recibirlas para que las almas se abran a los toques de la gracia. Que los clavos que taladraron Sus manos y Sus pies traspasen los corazones endurecidos… que Su Sangre los ablande y los mueva a hacer penitencia. Que el peso de la Cruz sobre los hombros de Vuestro Divino Hijo mueva a las almas a descargar el peso de sus delitos en el tribunal de la penitencia.
`Os ofrezco ¡oh Padre Celestial! La corona de espinas de vuestro amado Hijo. Por este dolor os pido que las almas se dejen traspasar por una sincera contrición.
`Os ofrezco el desamparo que vuestro Hijo padeció en la Cruz … Su ardiente sed y todos los demás tormentos de Su agonía, a fin de que los pecadores encuentren paz y consuelo en el dolor de sus culpas’.
Buenas tardes
gaviota,gracias una vez mas,
por esta y compartir tus mensajes
son una delicia para mi leerte, te deseo
un bello fin de semana. con cariño desde la distancia
besitos y bendiciones